18• ❂Aradia, ¿Black o Tornetti?

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Sirius despertó del hermoso sueño que había tenido, un sueño que jamas se cumpliría.

Aradia al llegar al lugar y ver alrededor de la habitación estaba inquieta y nerviosa, la conocía tan bien, mejor que ella misma que no pudo evitar sentirse un aprovechado.

Cuando ella le había pedido hacerla suya no pudo negarse, la quería demasiado y saber que su hermano estaría el resto de su vida con Aradia lo ponía terriblemente triste. Se aferro a ella, aun consciente de que solo estaba despechada, herida, y lo más importante, no lo amaba realmente, por lo menos no como el deseaba. Regulus era un imbécil con suerte.

Ella tenía lágrimas sin derramar y la palabra pánico dibujada en el rostro, sin embargo el no hizo ninguna pregunta, estaba consiente que al hacerlas Aradia se arrepentiría y el eran tan egoísta que intentaría evitarlo todo lo posible.

Sentada en la gran cama mirando cada movimiento que Sirius hacía, el se inclinó y beso con total parsimonia sus labios de fresa y ella le correspondió, aprovechando su aceptación profundizó más el beso abrazándola contra su pecho y ella siguió sin replicar, pero Sirius pudo sentir la humedad y el sabor salado de las lágrimas de Aradia.

Estuvieron solo besándose por un largo rato hasta que Sirius sintió un sollozo débil de la chica supo entonces que debía parar. Aradia no estaba lista, no quería hacerlo y tampoco podía, Sirius estaba consciente desde un principio y pero se había dejado llevar.

Sus miradas se conectaron y eso basto para saber todo lo que pasaba por la mente de la rojiza.

-Lo sé, no necesitas decir más, solo te pido que me dejes besarte en este tiempo que nos queda.

Ella asintió -Perdoname, realmente lo intente pero...

-No hay nada que perdonar.

Después de una larga sesión de besos de despedida ambos quedaron dormidos. Ahora la abrazaba y contemplaba dormir, como seguramente lo haría Regulus de ahora en adelante, lo envidiaba.

Aunque era tarde Sirius se resistía a despertarla, necesitaba un poco más de tiempo para resignarse.
*.*.*

Llegaron al recibidor de la casa Tornetti, solo faltaba una hora y media para la boda, aun así ellos se tomaron su tiempo, antes de despedirse Aradia le dio un fuerte y largo abrazó.

Al separarse, Sirius no pudo evitar sostenerla de las mejillas y besarla, era como un déjà vu de hace dos años, solo que ahora el que inicio y sorprendió fue Sirius, Aradia correspondió gustosa, ambos sabían que era el último beso que iban a darse.

Una vez culminado, ambos se dedicaron amplias y sinceras sonrisas, Sirius acaricio su mejilla con delicadeza.

-Te amo pequeño duende.

La sonrisa de la joven se amplio mostrando su blanca dentadura, el corazón de Aradia palpito de gusto, nunca había recibido un "Te amo" de nadie, ni siquiera de su prometido y Sirius lo había hecho más veces de las que podía contar en tan solo unas pocas.

Además Aradia también amaba a Sirius, no de la misma forma que él a ella, ni tampoco en la misma medida que amaba a Regulus, pero lo amaba. Ella le brindo un casto beso en los labios para después volverle a sonreír ampliamente.

-También te amo.

Sirius tuvo un vuelco al corazón, ella le dijo lo que más ansiaba escuchar, una inmensa felicidad lo envolvió.

El par de jóvenes estaba tan absorto en su burbuja que ninguno se percató de la llegada de un tercero.

Entrando en el momento justo del beso, Regulus a diferencia de otras veces, no trato de impedir nada, se quedo de pie sin poder mover un musculo, le era doloroso observar la escena y más cuando Aradia correspondió tan febrilmente. Pero no los detuvo, no pudo hacerlo.

El Hermoso TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora