Aradia y su madre ahora eran casi inseparables, la chica de seis meses y medio de gestación de vientre abultado daba sola un paseo mañanero por el jardín trasero, como era sábado Cristal había decidido dormir hasta un poco más tarde y la madre de la rojiza estaba ocupada, por lo que no le quedo más remedio que conformarse con la hermosa compañía de los rosales y tulipanes que adornaban el lugar.
Aradia recordaba su charla con su progenitora, charla que se realizo hace menos de dos meses.
Las palabras de su madre seguían muy presentes en su cabeza, la forma en que se abrazo y el como pidió disculpas por su indiferencia, "Tenía miedo por ti cariño, por eso no fui a verte", "este mundo esta lleno de gente mala, no podía mostrar cuanto te quiero, hubiese sido fácil saber mi talón de aquiles". La conversación aun daba vueltas en su cabeza.
La joven Black a pesar de extrañar horrores a Regulus, era sumamente feliz, ella y su madre tuvieron una larga charla, todo fue gracias a la ayuda de Sofía Wadlow, habían logrado arreglar los mal entendidos entre madre e hija, la señora Wadlow hizo entrar en razón a su madre.
Luego de unas lágrimas y reclamos ambas se abrazaron y hablaron de las razones por las que se alejaron la una de la otra. Ahora ambas eran muy unidas, bromeaban y reían juntas y eso era increíble. Todo con el ferviente intento de recuperar el tiempo perdido.
Aradia con algo de hambre, fue en busca de su madre para merendar juntas, normalmente siempre se encontraba en el despacho de su padre, era la rutina diaria de ellos. Como era raro que hubiese visitas entro sin antes tocar, se sorprendió un poco al ver a un hombre de pie frente al escritorio de su padre, el hombre era alto y castaño oscuro, no podía ver su rostro el señor le daba la espalda a ella.
Le desconcertó que sus padres se pusieran pálidos como el marfil y prácticamente le ordenaron salir con simples miradas cargadas de urgencia, ella lo iba a hacer, los negocios de sus padres no le interesaban en absoluto, además tenia un mal presentimiento referente a esa misteriosa persona.
-Lo siento no quise interrumpir, quería avisar a mamá que es hora de merendar, me retiro- dijo de los más cordial que su curiosidad le permitió, con un pequeño asentimiento dio un paso atrás para por fin retirarse.
Justo estaba apunto de salir cuando la voz de ese hombre la detuvo en corto.
-No es necesario que te marches querida, después de todo muy pronto también formarás parte de esto, es preferible ponerte al corriente cuanto antes- el impacto que le causo reconocer ese rostro fue tan tremendo que no pudo ni moverse, su voz era amable pero había algo en ella que le erizaba cada bello del cuerpo, jamás lo había visto en persona sólo en retratos, su mirada glacial y oscura le causo un escalofrío, era el mismísimo Voldemort.
La madre de Aradia llegó a lado de ella en un parpadeo, coloco sus delgadas y temblorosas manos en los hombros de su hija, un gesto protector que no le paso desapercibido a la joven, su madre intento llevársela fuera a base de leves empujones discretos.
-Milord no es necesario que ella esté presente, Aradia se va a dedicar a su familia, ella no quiere recibir la marca, todos pensamos que será más útil de esa forma, se podrá infiltrar sin levantar sospechas.
Él hombre se quedo serio por unos momentos, con una cordialidad que a Aradia le pareció algo fingida, unos segundos después él hablo de nuevo.
-Muy sabía decisión por parte de ustedes, pero...
Se detuvo en seco como si algo lo hubiesen insultado, se le veía inquieto, dio un fugas vistazo al vientre abultado de Aradia, gesto que a la futura madre no le paso desapercibido.
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El Hermoso Tormento
FanfictionAradia Tornetti desde su prematura niñez ha estado perdidamente enamorada de Regulus Black. Regulus pensaba en ella como su peor pesadilla hecha persona; Aradia en el como su principe hecho realidad. Ser hija de una muy prestigiosa familia de sangre...