CAPITULO 34

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                          GRAYSON

Odiaba a ese vampiro. Mi lobo se pascó por mi pecho todo el tiempo que estuvo aquí, descoso de encargarse él mismo del exasperante vampiro y cabreado cada vez que lo obligaba a bajar, negándome a dejarlo salir.

Pensó que tenía algún tipo de derecho sobre mi mujer sólo porque había cuidado de ella durante un corto periodo de tiempo cuando yo no podía. Estaba equivocado. Muy equivocado.

Ella era mía. Y yo estaba más que feliz de
demostrárselo.

Después de cambiar de habitación debido a los destrozos causados en la anterior—algo de lo que no me arrepentí, sobre todo después de enterarme de que el padre de
Liam Blackwood era el propietario-, senté a Belle en el sofá de la nueva habitación.

—Comida —afirmé, sin dejar lugar a
discusión-. Entonces te pasas todo el día
descansando y viendo películas en mis
brazos. Y luego comes más comida.

Frunció el ceño a pesar de que su felicidad y alivio general surgieron a través del vínculo de pareja, contenta de hacer lo que le decía.—¿Qué pasa contigo y tratando de hacerme comer?

Le levanté la cabeza y le acaricié la mejilla con la palma de la mano.—Eres preciosa,nena. Pase lo que pase. Pero has adelgazado demasiado desde que nos separamos.

Necesito que vuelvas a tener un peso
saludable.

No discutió. Me di cuenta de que estaba
secretamente aliviada.

Seguía agotada por todo lo que había pasado y, aunque pasar las últimas veinticuatro horas juntos la estaba ayudando, seguía moviéndose más despacio de lo normal y se aferraba a mí cada vez que estaba cerca.

De lo que estaba seguro que ni siquiera era consciente. No es que me importara, por supuesto.

Le di un beso en la frente antes de coger
el teléfono para pedir el servicio de
habitaciones. Me apetecía pasar el resto del día relajado con mi chica.

                            BELLE

Después de comer la comida más enorme de toda mi vida, me alegré de acurrucarme contra Grayson en el sofá.

Su enorme brazo me rodeaba el hombro mientras veíamos una comedia romántica cualquiera en la tele.

Las cosas casi parecían... normales. Como si fuéramos una pareja normal disfrutando de la compañía del otro.

Bueno, eso no es del todo cierto. Lo único que no parecía normal era la intensa energía sexual que nos invadía.

El hombre que tenía al lado me hacía un nudo en el estómago y las paredes de mi coño palpitaban de necesidad.

Era consciente de cada uno de sus
movimientos, de cada respiración que
hacía y de cómo una de sus manos recorría mi pierna de arriba abajo de forma tranquilizadora mientras miraba la pantalla.

Lo más embarazoso cra que no podía dejar de mirar el contorno de su dura polla a través de sus vaqueros, repitiendo lo que había sentido al rodearla con mis labios esa
mañana.

Prácticamente, salivaba ante la idea de
hacerlo de nuevo, aquí y ahora.¿Qué diría si me arrodillara ahora mismo y...?

Belle!, me grité a mí misma, cortando ese pensamiento antes de que cobrara vida propia.Basta ya! ¡Saca tu mente de la alcantarilla.

Pero eso era casi imposible, sobre todo
cuando Grayson empezó a ronronear
suavemente. Apenas se oía por encima del sonido del televisor, pero aun así provocó que un vergonzoso río de excitación brotara de mi centro.

Belle Y Grayson :La Reina PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora