20

99 33 1
                                    

El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos cálidos que reflejaban en el mar, creando un ambiente tranquilo pero cargado de una tensión sutil. Jimin y Yoongi estaban sentados juntos sobre una roca, mirando el horizonte. Todo parecía normal, aunque había algo en el aire que Jimin no lograba identificar. La brisa era suave, el sonido de las olas calmante, pero algo más, algo imperceptible, lo hacía sentirse ligeramente incómodo.

Yoongi, o eso pensaba Jimin, estaba a su lado, quieto, mirando al mar con una intensidad poco habitual. Su mirada, que siempre había sido profunda y serena, ahora parecía vacía, distante. Jimin giró hacia él, intentando capturar la mirada de su amigo, pero Yoongi no lo miraba, no respondía a sus gestos como antes.

—Yoongi... —murmuró Jimin, pero no hubo respuesta.

Era como si estuviera atrapado en sus propios pensamientos, como si el Yoongi que conocía ya no estuviera del todo allí.

Sin embargo, la sensación no fue del todo alarmante. Algo en su interior le decía que todo estaría bien, que todo seguiría igual. Eso hasta que sintió la mano de Yoongi en su mejilla. La presión era suave, pero su toque parecía más firme que de costumbre. Jimin, sorprendido por la cercanía, giró la cabeza hacia él.

—¿Yoongi? —preguntó, sin poder esconder la duda en su voz.

Pero no hubo respuesta, solo una mirada fija, penetrante, que lo hizo sentir como si todo el mundo a su alrededor se desvaneciera.

Antes de que pudiera decir algo más, la mano de Yoongi se movió hasta su cuello, atrayéndolo hacia él. Jimin, desconcertado, pero sin poder rechazar la cercanía, sintió cómo sus corazones comenzaban a latir al unísono. El aire se volvió denso, y la sensación de estar atrapado lo envolvió por completo.

Entonces, sin previo aviso, los labios de Yoongi, fríos y firmes, se posaron sobre los suyos. El beso fue inmediato, arrollador. Jimin cerró los ojos, sintiendo el roce, y aunque algo en su pecho le decía que no todo estaba bien, no podía apartarse. La calidez de Yoongi, la familiaridad de su toque, todo lo que siempre había sido suyo, le hacía pensar que nada había cambiado.

El beso creció más intenso, más profundo, como si ambos estuvieran buscando algo más. Jimin, perdido en la sensación, respondió con la misma urgencia, aferrándose a ese contacto como si fuera lo único real. Las manos de Yoongi lo sostenían con una firmeza que le quitaba el aliento, y aunque algo dentro de él se rebelaba ante la intensidad, se entregaba completamente a la sensación, como si no pudiera evitarlo.

De repente, Yoongi lo levantó sin esfuerzo, colocando a Jimin sobre sus piernas. El movimiento fue tan natural, tan fluido, que Jimin ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar. Se dejó llevar, sus pensamientos ya completamente nublados por la cercanía, el calor, el latido del corazón de Yoongi que ahora resonaba en su pecho.

El beso no paró, se volvió más voraz, más urgente, como si ambos supieran que no quedaba tiempo. Jimin se aferraba a él, sintiendo una presión creciente que lo envolvía, que lo mantenía ahí, atrapado, como si ya no hubiera forma de escapar de ese momento. La criatura dentro de Yoongi, tomando el control completo, lo mantenía cerca, su voluntad era más fuerte que cualquier resistencia que Jimin pudiera ofrecer.

Finalmente, cuando sus labios se separaron, Jimin quedó inmóvil, respirando agitadamente, su frente descansando contra la de Yoongi. El silencio se hizo profundo entre ellos, y Jimin se quedó allí, sin saber si quería decir algo o si simplemente quería permanecer en ese momento.

—Yoongi... —susurró, su voz quebrada por la intensidad de lo vivido.

Pero la respuesta nunca llegó. La mirada de Yoongi seguía fija en él, como si no hubiera necesidad de palabras.

Ambos quedaron así, frente a frente, compartiendo un silencio cargado de algo inexplicable. Jimin, aun con el corazón desbocado, intentó procesar lo que acababa de suceder. Todo había sido tan... familiar, tan suyo. El calor de Yoongi, el beso, la suavidad de sus manos. Pero había algo en el aire, algo que no podía identificar, que lo hacía sentir confundido.

—¿Qué fue eso? —preguntó, casi en un susurro, aunque no esperaba respuesta.

No sabía si debía sentirse desconcertado o si debería relajarse y dejarse llevar.

La criatura dentro de Yoongi, ahora plenamente satisfecha, simplemente lo sostuvo, sin decir nada. Jimin, sin saberlo, seguía atrapado en una ilusión. Y aunque algo en su interior le decía que algo no estaba bien, no podía dejar de buscar esa cercanía, esa sensación que lo había dejado sin aliento.

Yoongi no había dicho ni una palabra. Y Jimin, perdido en la suavidad de su piel, no supo si quería que ese momento terminara.

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora