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—Eres tan cínico. —hablo Jimin.

—Jimin. —lo vio.

—Duerme aquí esta noche. —le dijo. —mañana te vas.

Yoongi sintió cómo el nudo en su estómago se apretaba. Recordaba vagamente todo lo que habían compartido, lo bueno y lo malo, las risas y las lágrimas, los momentos de pasión y las discusiones que los habían desgarrado. Pero incluso con todo ese dolor, aún había una parte de él que quería intentarlo de nuevo, que se aferraba a la esperanza de que podrían encontrar una manera de estar juntos sin destruirse el uno al otro.

—Jimin… —comenzó, su voz suave, casi implorante. —No tenemos que repetir los mismos errores, hemos cambiado, ambos y podemos intentarlo de nuevo, ser mejores esta vez, no quiero perderte, no así.

Jimin cerró los ojos por un momento, tratando de contener las emociones que amenazaban con desbordarse. Quería creerle, quería aferrarse a la esperanza que Yoongi le ofrecía, pero sabía que la realidad era mucho más complicada. Ya habían intentado estar juntos antes, y cada vez habían terminado hiriéndose más profundamente.

—No es tan sencillo. —dijo Jimin finalmente, su voz temblando ligeramente. —Yoongi, no sé si alguna vez podremos estar juntos sin hacernos daño, lo que tuvimos… fue real, pero también fue destructivo y yo no puedo volver a vivir eso; yo no puedo seguir aferrándome a algo que solo nos lastima.

Yoongi sintió un dolor agudo en su pecho ante las palabras de Jimin. Quería encontrar las palabras correctas, algo que pudiera convencerlo de que las cosas podrían ser diferentes, pero al mismo tiempo, sabía que Jimin tenía razón. Lo que habían compartido había sido intenso, pero también caótico, y no estaba seguro de que pudieran superar esos obstáculos.

—Lo siento. —murmuró Yoongi, inclinando la cabeza, sintiendo la derrota pesando sobre él. —Lo último que quiero es hacerte daño, Jimin; pero… te quiero en mi vida, de alguna forma; no sé cómo, pero no quiero perderte.

Después de la conversación dolorosa, la sala quedó en silencio. Jimin se levantó para preparar algo de té, dejando a Yoongi sentado en el sofá. Sin embargo, el Yoongi que Jimin conocía ya no estaba completamente presente. La criatura que habitaba su cuerpo se quedó inmóvil, sus pensamientos enredándose mientras intentaba comprender lo que acababa de suceder.

Había algo nuevo en esta experiencia, algo que la criatura no había anticipado. La intensidad de las emociones humanas era algo que, hasta ahora, solo había observado desde la distancia. Pero ahora, dentro del cuerpo de Yoongi, esas emociones eran suyas. Y la fuente de esas emociones, de esa confusión y dolor, era Jimin.

La criatura en el cuerpo de Yoongi se quedó mirando las manos de su anfitrión, manos que habían tocado a Jimin, que habían sentido la suavidad de su piel y el calor de sus abrazos. El cuerpo de Yoongi aún llevaba el rastro de esos momentos, y cada vez que veía a Jimin, esas sensaciones despertaban algo dentro de él, algo que no entendía del todo, pero que lo atraía poderosamente.

Jimin. Ese nombre resonaba en su mente, cargado de significado, de historia, de un pasado que ahora se mezclaba con los propios pensamientos de la criatura. La tristeza en los ojos de Jimin, la forma en que había hablado de su relación pasada, todo eso hacía que una ola de emociones incomprensibles inundara su ser. ¿Por qué alguien como Jimin podía provocar tal reacción? ¿Por qué este cuerpo reaccionaba tan intensamente a su presencia?

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora