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Dedicado a Fbts133440

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Mientras se alejaba, el pequeño púlpito decidió que tendría que acostumbrarse a la idea de que Jimin podía tener otros lazos. Aunque era difícil, comprendía que la vida en el océano era su nuevo hogar, y que debía seguir adelante por sí mismo.

Sin embargo, en lo profundo de su corazón, sabía que siempre guardaría un lugar especial para Jimin, esperando tal vez un día volver a verlo en mejores circunstancias.

Sumido en la tristeza y en aquella incomodidad creciente, el pequeño púlpito se escondió en las profundidades del océano, pero algo había cambiado en él. Los recuerdos de Jimin cuidándolo, hablándole con cariño, y luego aquella imagen del beso que presenció, comenzaron a mezclarse en su mente hasta transformarse en una chispa de enojo. No entendía del todo lo que sentía, pero sabía que le dolía que Jimin pareciera olvidarlo tan rápido, y especialmente, que aquel chico se hubiera acercado a él de una forma tan íntima.

Decidido a hacer algo al respecto, el púlpito se armó de valor y regresó hacia la orilla, espiando desde el agua para localizar a aquel chico que le había quitado la atención de su cuidador. No estaba seguro de qué haría, pero un impulso de proteger su lazo especial con Jimin lo dominaba.

Al caer la noche, observó cómo Jimin y el chico se dirigían hacia la playa. El joven se alejó un momento, dejando a Jimin solo en la arena. Aprovechando la oportunidad, el púlpito salió del agua y se deslizó sigilosamente hacia las pertenencias del chico, buscando algo con lo cual molestar o asustarlo.

Finalmente, encontró la mochila del joven y, usando sus pequeños tentáculos, comenzó a sacar las cosas que había dentro, lanzándolas al agua y cubriéndolas de arena. Cuando el chico regresó, descubrió su mochila hecha un desastre y miró confundido a su alrededor, sin sospechar que un pequeño y determinado púlpito era el responsable de aquella travesura.

Sin embargo, el púlpito no se sintió satisfecho con eso. En los días siguientes, empezó a planear pequeñas "venganzas": cada vez que veía al chico cerca de Jimin, hacía pequeñas travesuras, como salpicar agua o esconderse entre las rocas para saltar en el momento menos esperado y asustarlo.

Jimin, aunque intrigado, comenzó a sospechar que su pequeño amigo estaba detrás de aquellos incidentes y un día, después de uno de esos ataques sorpresa, lo encontró escondido entre las algas.

—Pequeño... ¿Eres tú? —susurró, observando al púlpito con una mezcla de sorpresa y diversión.

El pulpito lo miró con esos ojos grandes y expresivos, y por un momento, sintió que todo lo que había hecho era una manera de llamar su atención, de recordarle que seguía siendo importante para él.

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora