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Jimin estaba en la orilla del lago, su corazón latiendo rápido y sus ojos recorriendo el paisaje con ansiedad. La brisa fresca de la noche se sentía pesada, cargada con una tensión que no lograba comprender del todo. Se había acercado hasta aquí porque había algo en su pecho que no lo dejaba en paz, una preocupación que lo hacía sentir inquieto, pero no sabía exactamente por qué.

De repente, notó que algo no estaba bien. Sus manos temblaban mientras recogía la ropa esparcida en el suelo, la de Yoongi. La preocupación creció en su pecho, convirtiéndose en un nudo difícil de deshacer. ¿Dónde está? Pensó con desesperación, tratando de calmarse, pero sus lágrimas comenzaron a correr sin permiso. La angustia lo invadía, y con cada segundo que pasaba, el miedo de perderlo se volvía más real.

Jimin se dejó caer de rodillas en la tierra húmeda, sollozando con desesperación. No entendía por qué Yoongi había desaparecido, por qué había dejado su ropa tirada, pero la imagen de él en peligro era lo único que cruzaba por su mente. Cerró los ojos con fuerza, deseando que todo fuera solo una pesadilla, pero entonces escuchó un sonido que lo hizo alzar la vista.

Yoongi emergió del agua, su piel pálida brillando bajo la tenue luz de la luna, desnudo y completamente tranquilo, como si el frío no lo afectara en absoluto. Su cabello oscuro estaba empapado, pegándose a su frente, pero su expresión era serena, como si no se diera cuenta de la tormenta que había desatado en el corazón de Jimin.

El pelinegro se quedó inmóvil por un momento, observando a Yoongi con una mezcla de alivio y confusión. No sabía si debía reír o seguir llorando, pero antes de poder decidir, su cuerpo se movió por instinto. Corrió hacia él, cerrando la distancia entre ambos en cuestión de segundos, y lo abrazó con todas sus fuerzas. El frío del agua no importaba, ni el hecho de que Yoongi estuviera desnudo; lo único que importaba era que estaba allí, a salvo, entre sus brazos.

Yoongi, sorprendido al principio, respondió al abrazo con suavidad, envolviendo a Jimin con sus brazos.

—Shh, está bien. —murmuró en su oído, su voz baja y calmante. —Estoy aquí, Jimin.

Pero Jimin no podía dejar de llorar, aferrándose a él como si temiera que pudiera desaparecer de nuevo.

—Pensé que te había perdido. —confesó entre sollozos, su rostro enterrado en el hombro de Yoongi.

El mayor suspiró, acariciando el cabello rosado de Jimin con ternura.

—Lo siento. —dijo suavemente, sin necesidad de explicar más.

Sabía que su impulso de sumergirse en el lago en plena noche había sido impulsivo, sin pensar en el efecto que tendría en Jimin. Poco a poco, las lágrimas de Jimin fueron cediendo, y el abrazo se volvió más tranquilo. Se quedó allí, en los brazos de Yoongi, sintiendo cómo el peso de la preocupación se desvanecía poco a poco. En ese momento, no necesitaba respuestas, solo necesitaba saber que Yoongi estaba a salvo y que no lo dejaría.

Finalmente, Jimin alzó la vista, encontrándose con los ojos oscuros de Yoongi, llenos de una calidez que solo él conocía.

—No me asustes así otra vez. —susurró, intentando sonreír a través de las lágrimas que aún brillaban en sus ojos.

Yoongi asintió, esbozando una pequeña sonrisa.

—No lo haré, lo prometo. —Y con esas palabras, sellaron un momento de comprensión mutua, un lazo más fuerte que el miedo, uno que les recordaba que, pase lo que pase, siempre se tendrían el uno al otro.

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora