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La noche ya se había instalado completamente cuando ambos llegaron a la casa de Jimin. El aire fresco del mar aún se sentía en sus cuerpos, pero la atmósfera había cambiado, y la calma del exterior contrastaba con la creciente presión que Jimin sentía dentro de su pecho. Sus pensamientos se mezclaban, pero no quería romper el silencio, ni alejarse de Yoongi. Aquel beso, aquel momento, lo había dejado sumido en un remolino de sensaciones que no podía procesar, pero no se atrevió a preguntar nada. No quería que todo terminara.

Yoongi, o lo que quedaba de él, lo mantenía cerca, casi como si Jimin fuera una parte de él mismo, como si no pudiera permitirse soltarlo. Su contacto era firme, pero no violento; era como si su cuerpo ya estuviera marcado por la necesidad, como si la criatura que lo controlaba supiera exactamente lo que quería, lo que necesitaba. Cada vez que se besaban, cada vez que se tocaban, la presión aumentaba.

A medida que llegaron a la puerta de la casa de Jimin, él apenas se dio cuenta de cómo las manos de Yoongi, o de la criatura, lo guiaban hacia el interior. La luz suave del pasillo se filtraba por las rendijas, creando un contraste con la oscuridad fuera de la casa. No había palabras entre ellos, solo el sonido de sus respiraciones, entrecortadas y pesadas.

Cuando entraron en la casa de Jimin, la puerta cerrándose tras ellos con un suave clic, no hubo tiempo para preguntas ni para mirar alrededor. Jimin, atraído por la urgencia de lo que estaba pasando, no sabía si sentía miedo o deseo, pero su cuerpo ya reaccionaba sin pensar. En un impulso, se volvió hacia Yoongi, buscando esos labios, buscando la sensación que había dejado su huella en su piel.

Yoongi no tardó en responder. Los besos, antes suaves, se volvieron más profundos, más desesperados, como si ambos estuvieran buscando algo que ni ellos entendían. Las manos de Yoongi, o de la criatura, lo sujetaban con fuerza, y Jimin, sin poder resistirse, se aferraba a él, dejando que la sensación lo envolviera por completo.

El roce de los labios, la calidez del cuerpo ajeno, todo parecía haber quedado fuera de lugar, como si el tiempo se hubiera detenido. La respiración de Jimin se hizo más errática, y su pecho se alzó con cada beso que compartían. Ya no había espacio para dudas ni para pensamientos racionales. La criatura había tomado el control, y Jimin lo había seguido, sin cuestionarlo, sin detenerse.

Con un suave empujón, Yoongi, o más bien, la criatura, lo llevó hacia el pasillo. Jimin se dejó guiar, casi como si ya no tuviera fuerza para resistirse. La presión, la necesidad, era tan fuerte que no podía pensar en nada más. Llegaron a la puerta de la habitación de Jimin, y antes de que pudiera abrirla, Yoongi (o la criatura) lo atrapó de nuevo en un beso, empujándolo suavemente contra la pared cercana.

Jimin, con el corazón acelerado, dejó que sus manos se deslicen por el torso de Yoongi, sintiendo cómo su cuerpo respondía instintivamente. No entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero el deseo que lo envolvía era innegable. La criatura no mostraba señales de querer detenerse; al contrario, cada beso, cada roce, parecía ser una afirmación de que nada iba a frenar lo que había comenzado.

Finalmente, tras un último beso profundo, la criatura levantó a Jimin con facilidad y lo colocó suavemente sobre la cama. Jimin, aún aturdido, apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el cuerpo de Yoongi se acercara al suyo, despojándose de las barreras que quedaban entre ellos. No había tiempo para dudas ni para miedos. Solo el deseo, la necesidad de estar más cerca, de fusionarse de alguna manera en algo que no comprendía, pero que no podía rechazar.

—Yoongi... —susurró Jimin, su voz casi perdida en la intensidad del momento.

Pero la respuesta fue un suave y profundo beso, como si la criatura quisiera callarlo, mantenerlo ahí, completamente atrapado en ese torbellino de sensaciones. No había palabras que pudieran describir lo que sentía. Solo existía el ahora, solo existía esa conexión.

La criatura dentro de Yoongi lo abrazó con una posesión total, y Jimin, perdido en la fuerza de su presencia, se entregó completamente a ese momento.

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora