《Sede de la mafia Min, Trentino, Noroeste de Italia.》
Para Wook, el silencio era una de las pocas cosas que aún podía disfrutar, aunque no con frecuencia, dado el complejo estilo de vida que llevaba la mayor parte del tiempo se encontraba sumergido en un ambiente que era todo menos callado y aunque estaba acostumbrado, apreciaba los pequeños momentos donde podía gozar de silencio, porque eso le permitía pensar, hayar soluciones a problemas o simplemente descansar.
Sin embargo, incluso estando en silencio, su mente siempre estaba activa. Como jefe de seguridad, siempre tenía que estar pendiente de todo lo que pasaba a su alrededor incluso si era de noche.
El ruido de pasos lo sacó poco a poco de su capa de ensoñación, aun así, mantuvo los ojos cerrados y su postura cómoda, sus brazos se cerraron con un poco más de fuerza cuando fue consiente de que su hijo mejor estaba cómodamente dormido entre ellos. La puerta de la habitación se abrió, él siguió impoluto, sabía por los pasos, que su esposa se estaba acercando.
—Ángelo…—La suave voz de Aran sonó con claridad en su mente, lanzó un suave suspiro antes de abrir los ojos con calma; tardo un par de segundos en adaptarse a la oscuridad de la habitación pero cuando lo hizo, su vista se quedó fija en el perfecto rostro de su esposa a unos metros de él.
Ella pareció notarlo, porque se hizo un par de centímetros hacia atrás, y de nuevo el silencio reino en la habitación.
—Lo siento, te desperté…—Él negó, cerró los ojos solo un par de segundos antes de alejar los brazos de su hijo y sentarse en la cama con lentitud para estirarse, todo, bajo la mirada de Aran.
—No te preocupes, ¿Qué hora es?—Miró a su alrededor suavemente desorientado.
—Las seis y cuarto.—Aran se sentó en la cama, sus manos se movieron con calma sobre los cabellos rojizos de su hijo, quien aún permanecía dormido entre los brazos de Morfeo. Wook abrió los ojos en sorpresa, busco con la mirada su celular qué encontró boca a bajo en la mesita de noche, se estiró para tomarlo sintiéndose alarmado al ver las llamadas perdidas de YoonGi.
—Joder…—Susurró. Terminó de ponerse de pie mientras sus manos tecleaban con rapidez algo en su celular, Aran le miró desde su posición en la cama.—Lo siento, tengo que hacer una llamada.—El pelinegro volvió a hablar, vio a su esposa un par de segundos antes de pegar el aparato a su oreja y salir de la habitación.
Aran vio aquella acción y suspiró, aquelllo, solo la hizo reafirmar qué las cosas no habían cambiado ni un poco.
—¿YoonGi?—Wook habló apenas la llamada fue contestada.—¿Esta todo bien?
Del otro lado de la línea, YoonGi bostezo, entreabrió sus ojos tratando de adaptarse a la luz qué comenzaba a colarse por la ventana.
—¿Wook?—Su voz salió ronca.—Si, todo bien, siento llamarte anoche, no sabíamos donde estabas ¿Todo bien?—Wook avanzó por el largo pasillo de la casa en silencio.
—Si, todo esta bien, perdón por no avisar, vine a casa de Aran…—Hubo un breve silencio del otro lado de la línea, YoonGi sonrió.—Volveré enseguida.
—No, no te preocupes, la casa esta bien cuidada y tenemos buena seguridad, deberías pasar el rato con tu familia, no todos los días puedes hacerlo.—El mayor se giro levemente cuando el ruido detrás de él llamó su atención, entonces, vio a su hijo mayor salir de su habitación, llevaba el cabello alborotado y los ojos suavemente cerrados aún batallando para despertar.
—¿Estas seguro?—Susurró, el menor le miró un par de segundos quizá confundido por verlo ahí tan temprano, Wook en cambio sonrió, caminó los escazos pasos qué lo separaban de el y acarició sus cabellos.
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The Min's
FanfictionMin YoonGi y Min Jungkook son dos hermanos qué lideran a la mafia más poderosa de Corea del sur, sin embargo sus vidas comienzan a dar un drástico giro cuando dos lindos chicos aparecen en sus vidas. Park Jimin solo quiere tener su libertad y Kim T...