Capítulo 32: Hermandad.

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《 Viñedos Min, Sede de la mafia Min, Trentino, Noroeste de Italia.》

El aire frío le golpeó con molestia, Taehyung gruñó, busco a tientas sin abrir los ojos el borde de la cobija sin tener existo, por lo que se dio la vuelta en la cama y se hizo un ovillo buscando alguna fuente de calor, a lo lejos, pudo escuchar el sonido de agua caer, pero no le dio importancia, estaba cansado, por culpa de Jungkook o quizá de su calentura había tenido que permanecer gran parte de la noche despierto y ahora no podía ni siquiera abrir los ojos. 

Soltó un bufido bajo y se acomodó en la cama con pereza hasta sentir como poco a poco sus instintos caían una vez más a la inconciencia.

Jungkook salió de la ducha un par de minutos más tarde, su sonrisa nació con calma al encontrarse el visible bulto qué era Taehyung en medio de la cama buscando la forma de refugiarse del frio. Avanzó a pasos lentos por la habitación siendo cuidadoso de no ser muy ruidoso para no despertarlo y llego hasta el balcón donde en silencio tomó las perillas de las puertas y las cerró, luego regreso sus pasos hacia la cama y tomó del piso el grueso edredón para cubrir con calma el cuerpo se Taehyung.

El castaño murmuro algo que para Min fue difícil de entender, sin embargo, soltó un risa baja antes de inclinarse a su altura y dejar un beso sobre la mata desordenada de cabellos, después se alejó para vestirse.

No iba mentir estaba cansando, no había estado durmiendo bien los últimos días y estar con Taehyung de aquella forma había terminado de drenar sus energías, sin embargo, no se arrepentía; no le gustaba pensar con demasiada frecuencia el rumbo qué estaba tomando su relación con el castaño, porque era atribuirse un sinfín de dudas y cuestiones con las cuales no quería cargar, en ese momento él solo se estaba dejando llevar, estaba disfrutando de pasar sus días con Taehyung; le gustaba conocerlo, escucharlo hablar de las cosas que le gustaban o hacer una broma tímida qué terminaba con ambos sonriendo, disfrutaba de la simpleza con la que interactuaban por que era algo que hacía mucho no experimentaba, Taehyung lo hacia sentir vivo y esa era una sensación que quería seguir experimentado al menos hasta descifrar qué era lo que realmente sentía.

Una parte de él, la que era soñadora, pensaba en que Taehyung era su nueva oportunidad, no obstante, su lado racional, estaba temeroso y asustado por darse la oportunidad de abrir su corazón y volver a ser lastimado.

Pero por encima de eso, temía lastimar a alguien a quien consideraba importante.

Cuando estuvo listo dejó sus tormentosos pensamientos de lado y salió en completo silencio de la habitación. Caminó sin mucho interés por el amplio pasillo de la casa disfrutando de la luz qué se colaba con suavidad y sin molesta por los altos ventanales pegando de manera cálida en su rostro, cuando llegó a la cocina se apresuró a tomar una simple taza de porcelana blanca y servirse café, bebió el contenido oscuro disfrutando de la manera en que este calentaba su garganta. El ruido de pasos acercándose lo saco de su tranquilidad, fue entonces que vio a su hermano aparecer.

Luego de su pelea ellos no habían hablado, los dos eran demasiado orgullosos, pero por encima de eso, los dos se encontraban heridos.

—Hola.—YoonGi fue el primero en hablar, volvió a mover sus pies con el mismo ritmo hasta llegar a él y servirse otra taza de café.

—Hola.—Jungkook respondió de manera tardía, el mayor de los Min terminó de servirse su café y se recargo de la misma manera que su hermano sobre la barra de la cocina, ambos sumergidos en un silencio qué no era cómodo.

—¿Buena noche?—El mayor finalmente habló, pudo distinguir en el tono de su voz cierta burla, cosa que provocó que él mismo soltara una sonrisa discreta, sus mejillas se contornearon de un suave color carmesí.

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