Un poco de viento nunca hace daño. Un tornado, en cambio, transforma todo a su paso.
Erik aún recordaba cómo se sintió el primer viento, tan pasajero y apenas perceptible.
—Y tres de estos.— El hombre pasaba sus productos por la caja, esperando que le cobraran.
—¿Tony Stark?— Un murmuro dentro de la fila. Nada de importancia.
—Sí, dicen que los han visto salir juntos.— Otro murmullo.
Aquella conversación no captaba el interés del alemán hasta que su camino a la salida se vio interrumpido por un vistazo accidental a la pantalla de uno de los chicos, cuyos murmuros no paraban. Una foto brillaba ahí, y al verla, fue como ver un recuerdo viviente del cual podría recordar su sombra con tan solo segundos de verlo. Dos figuras masculinas caminando lado a lado en la calle, demasiado cercanos para que el espacio personal sea casi imperceptible.
No pudo ver nada detenidamente, convirtiendo aquello en la aparición fugaz de un fantasma, y como suele ser ese tipo de apariciones, no tuvo tiempo de descifrar si era real o solo un producto de su imaginación.
Siguió avanzando, dejando atrás el bullicio del lugar, con la bolsa de compras balanceándose en su mano y el frío de la noche tocando la punta de su nariz como un recordatorio de que el invierno no tenía intención de ser amable.
La ligereza de aquel viento solo lo dejó todo como una extraña coincidencia, o tal vez, un producto de su imaginación. Fue tan irreal que jamás lo tomó seriamente como una advertencia.
Escuchar el rumor una vez lo dejaba como una rareza, una idea pasajera que alguien lanzó al aire sin importancia. Pero oírlo repetidamente transformaba esa chispa en un eco constante, una locura colectiva que irritaba cada vez más. La repetición lo volvía inescapable, una molestia creciente, especialmente al no saber si era real o no.
Días después, Erik podía escuchar de vez en cuando la palabra "Charles Xavier" entre murmullos. Al menos una vez a la semana podía escuchar ese nombre, siendo pronunciado por voces apenas perceptibles en su alrededor.
Por un instante, pensó que todo era obra del propio Charles, utilizando su telepatía para jugar con su mente, algo que jamás había ocurrido desde aquel último día en que lo vio. Aquel pensamiento le brindó una extraña sensación de añoranza, pues significaría que Charles estaba en su mente, que estaba ahí con él.
Desde que el alemán se había marchado, nunca sintió la presencia del telépata en su mente. Ni una vez. Durante los primeros meses después de la ruptura, Erik solía quedarse algunos minutos en silencio, atento, esperando detectar algún indicio de que Charles rondaba sus pensamientos. Pero nada. Nunca hubo una intrusión, ni siquiera por un instante fugaz. Charles jamás cruzó ese límite, ni siquiera para un simple atisbo.
Lo siguiente que pasó por su mente fue que todo era un engaño de su imaginación, una mala jugada de su propio subconsciente. Hasta que las palabras llegaron claras, saliendo de las bocas de dos chicas en la barra donde esperaba su café en una mañana que parecía un día habitual.
—Charles Xavier, así se llama. — Pronunció una de las chicas. Ahí estaba de nuevo, ese fantasma. —Esta vez los captaron en un auto deportivo.
—Entonces han salido demasiado tiempo juntos.
—Sí, dicen que es muy fácil encontrarlos uno a lado del otro.
Erik no pudo seguir escuchando eso sin aclarar sus propias dudas. Se volteó hacia las chicas y preguntó sin preámbulos. —¿Charles Xavier?
Las chicas lo miraron con un poco de duda tras la pregunta del extraño pero no le tomaron importancia.
—Sí, Charles Xavier. ¿Has oído de él? Está en todas partes.
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OJO POR OJO
Fanfiction¿Una relación falsa? Para Charles Xavier, la idea probablemente sonaba infantil, incluso absurda. Pero la propuesta tenía un tinte de intriga irresistible, especialmente viniendo de Tony Stark y su retorcida genialidad. Un plan calculado, casi diabó...