Capítulo 14: ¿Eso que había visto era un culo?

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Capítulo 14: ¿Eso qué había visto era un culo?

Jane

-Esto es... -comenzó Elliot.

-...alucinante -terminé yo.

Nada más entrar noté un característico olor a alcohol, haciendo el ambiente denso. Además, no podía distinguir lo que había en la sala ya que las únicas luces que había alumbraban a la pista de baile, que estaba a rebosar.

Sólo el salón tendría el mismo tamaño que toda mi casa. Era por eso que había cientos de adolescentes bebiendo, bailando o enrollándose en cual quier parte.

-¿Quieres beber algo? -me gritó  Elliot en el oído. La música estaba tan alta que casi no le oía, aunque estuviera a mi lado. Rechacé su oferta ya que no tenía sed y estaba segura de que no habría ninguna bebida que no llevara alcohol.

Cuando iba en dirección a la barra le cogí de la mano y le seguí. No planeaba quedarme sola en una fiesta en la que no conocía a nadie y en la que la mayoría estaban borrachos.

Después de esquivar a lo que pareció ser un sinfín de personas, llegamos a la barra. Incluso había varios barmans. Eso me hacía preguntarme dónde estaban los padres de Juliette.

Elliot pidió una especie de ponche que no llevaba alcohol, o eso aseguraba el barman.

Sentada en una de las sillas, movía el pie sin saber que hacer. Pensaba que sería una fiesta más divertida, pero si no bailabas o te liabas con alguien, no podías hacer nada mas. Y ya llevábamos el tiempo suficiente como para que las parejas, que antes se besaban apasionadamente, hubieran subido a las habitaciones de la planta de arriba.

-¿Quieres bailar? -le pregunté a Elliot, que tampoco parecía estar divirtiéndose  mucho.

-Lo haría, pero bailar no es lo mío. Lo siento, Janie -respondió rascándose la nuca.

Aunque no hubiera aceptado bailar conmigo, me levanté de la silla. Siempre me quedaba unirme a alguien.

Esquivando a unas cuantas personas llegué a la pista de baile. Allí no importaba lo bien que bailases, lo único que importaba era seguir el ritmo.

Las canciones que, por cierto, no conocía la mayoría, se sucedieron mientras parecía que cada vez hacia mas calor, porque notaba como una gota de sudor recorría mi espalda. Por fortuna, había encontrado un grupo de chicas normales con las que poder unirme.

Me giré en dirección a donde estaba Elliot. Observé que una rubia estaba a su lado más cerca de lo normal, con su cuerpo ligeramente inclinado sobre el suyo.

No pude analizar lo que eso me provocó ya que unas manos en mi cintura hicieron que me girase con velocidad.

Aquellas manos pertenecian a un chico que nunca había visto. Que tenia pinta de estar un poco borracho. Además, parecía más mayor, como si de un universitario se tratase.

-Suéltame -dije intentando apartar sus manos de mi cintura, pero fue en vano ya que el agarre se hizo aún más fuerte.

-¿Qué hace una chica tan guapa bailando sola? -preguntó acercándose a mí. Su aliento me confirmó que, efectivamente, estaba borracho.

-En serio, suéltame -contesté empezando a preocuparme. Mi cerebro pensaba maneras de poder escapar, mientras el chico cada vez acercaba más su rostro al mío.

-Hazla caso -interrumpió un Elliot muy serio. Una sonrisa se implantó en mi rostro seguida de un suspiro. Elliot me había salvado.

-¿Y tu quien eres? -interrogó el chico con gesto desafiante.

Más allá de la música © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora