Capítulo 13: Sustos, entrevistas y vestidos de fiesta.

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Capítulo 13: Sustos, entrevistas y vestidos de fiesta.

Jane

Como sólo teníamos una televisión y Owen y Molly eran los pequeños, siempre eran ellos los que conseguían el mando. Por lo cuál llevaba más de una hora viendo dibujos animados dónde no entendía nada de lo que ocurría. Utilizaban palabras muy extrañas, los capítulos eran totalmente bizarros y los personajes eran amorfos.

Iban a pasar una entrevista de Sweat Downfall, pero claro, no me dejaron verlo. Tampoco podía escuchar música porque se me habían roto los auriculares.

Estuve a punto de gritar de emoción cuando aparecieron los créditos del final, pero mi felicidad duró poco al ver que empezaba otro capítulo. Iba a coger mi móvil para hacer cualquier cosa más divertida que ese programa cuando justo empezó a sonar.

-Dime que tienes algún plan -pedí nada más aceptar la llamada.

-El otro día estabas desesperada porque te besara y hoy por quedar. Creo que estás un poco obsesionada, Janie -se burló.

-Muy gracioso. Llevo tragándome un maldito programa infantil más de una hora y, encima, me he perdido la entrevista de Sweat Downfall, así que deja de burlarte.

Owen y Molly me miraron mal por decir eso de su programa favorito. Oye, pero era verdad.

-Lo siento por ti. Pero he grabado la entrevista por si quieres venir algún día a verla -mencionó.

-¿Ahora quién es el que está obsesionado? -respondí con sorna.

-Tú eres la que está obsesionada con SD (es cómo los fans llamamos a Sweat Downfall) y yo sólo te estoy ofreciendo venir a verlo. Eso se llama ser una buena persona -explicó.

-Claro, claro. Eso sólo son excusas porque te mueres por verme.

-Puede que tengas razón. ¿Si voy a tu casa me abrirás la puerta?

-No.

-Para qué tener enemigos si ya te tengo a ti.

-No me has dejado terminar. Mis padres están en casa y no creo que quieran que vengas.

-Eso me ha dolido. ¿Y puedo preguntar el por qué?

-Digamos que no les gusta mucho que tenga amigos, ya sabes, que sean chicos. Ellos opinan que un chico y una chica no pueden ser sólo amigos. Aunque a mi madre no le molesta tanto, pero mi padre es muy sobre protector.

-Mi padre es todo lo contrario. Como ya habrás observado, está deseando que tenga novia. Y, si tú vienes a mi casa, yo sí que te abriré la puerta.

-¿Eso es una indirecta para que vaya? -pregunté. Los mellizos me instaron para que hablara más bajo porque no podían oír el programa.

-Exactamente. Yo ya pensaba que no pillabas las indirectas.

-¿A qué te refieres?

-Nada, ¿entonces vendrás? -cuestionó.

-Lo tengo que preguntar, pero seguramente sí.

-Escríbeme si te dejan.

-Eso haré. Adiós.

Elliot colgó tras despedirse también. Me subí a cambiar de ropa, si ya estaba vestida tendría más posibilidades de que me dejaran ir. Cada vez hacía más calor, en vez de en primavera parecía que estábamos en verano, por lo que me puse una camiseta y unos vaqueros tobilleros.

Después de peinarme y lavarme los dientes ya sólo quedaba lo más difícil: convencer a mamá.

-¿Vas a salir? -interrogó cuando entré en la cocina. Por lo menos estaba de buen humor, cocinar la relajaba mucho.

Más allá de la música © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora