Capítulo 34: El mejor equipo.
Jane
Llamé al timbre con el codo, ya que no me quedaba ninguna otra extremidad libre que no fueran los pies.
—¿Pero qué...? —Elliot pareció extrañado al verme, pero yo con una sonrisa le pasé todos los cuadernos que llevaba desde mi casa.
Después de quedar empapada gracias a él, me fui a casa para secarme y ponerme ropa limpia. Elliot pensaba que no iba a volver, ya que no le había comentado que la segunda fase del plan había comenzado justo esa noche.
—¡Noche de estudio! —exclamé levantando con la mano los dos cafés que llevaba.
—¿Starbucks? —inquirió Elliot mirándome con burla.
—Los estaban regalando. Han abierto uno justo al final de la calle y supongo que estarán tratando de atraer clientela —respondí encogiéndome de hombros pasando adentro. Los cafés del Starbucks estaban bien pero, en comparación con los de la pastelería de Jacob, se quedaban atrás.
—Esta no era el tipo de noche que me había imaginado contigo —comentó Elliot cogiendo los cafés y dejándolos en la encimera junto a todos mis cuadernos y documentos.
—Deja de ser tan pervertido —le regañé mirando hacia otro lado. Este verano me iba a poner morena y así poder disimular cuando me sonrojaba.
—Yo estaba pensando en una noche viendo vídeos de Sweet Downfall junto a ti —reclamó alzando sus brazos.
—Ah, yo pensaba... Estás mintiendo —su risa me advirtió que yo tenía razón. Debió de no aguantar la risa al ver mi cara cuando creía que yo había quedado como la pervertida.
—Desde luego que yo quiero hacer otras cosas contigo —respondió apoyándose en la mesa de modo que me mirara a los ojos. Yo palidecí y me agarré a la silla.
—Deberíamos cambiar de tema.
—Quiero pasar tiempo contigo, cuidarte, abrazarte... en fin, aprovechar el verano a tu lado —dijo Elliot dándome un rápido beso en la cabeza para después acercarse a los armarios de su cocina.
Abrió la nevera y sacó los ingredientes que iba a necesitar. Al verlos, supe al instante lo que era.
—Pastel de cangrejo —exclamé aplaudiendo con alegría, amaba con locura esa típica comida.
—Una buena chica de Maryland.
—Cada dos semanas mi madre lo prepara, es una tradición familiar. Y cuando tienes una familia numerosa te toca cocinar a ti también. Estamos toda la mañana preparándolo, excepto los mellizos, que no se levantan hasta la hora de la comida —expliqué bajando de la silla dispuesta a ayudarle.
—Tus hermanos están un poco consentidos, ¿verdad? —cuestionó Elliot riéndose, aunque vi que intentaba ocultar un rastro de dolor.
—Mi madre los trata como si todavía fueran bebés, pero no la culpo, porque yo también les consiento y les mimo.
—Debe de ser divertido, lo de tener hermanos, digo. A veces siento envidia de ti. No me mires mal, pero tus padres te quieren y se preocupan por ti, sobre todo tu padre. Tabatha ejerce un buen papel de hermana mayor; Owen y Molly son muy graciosos y nunca te puede sentir mal a su lado. Además, Drew es un bebé que seguro será un gran Parks. Yo, en cambio, solo tengo a mi padre.
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Más allá de la música ©
Novela JuvenilJane Parks lleva desde los 15 años siendo fan de Sweet Downfall, una banda de pop alternativo poco conocida, pero con canciones realmente buenas. Ahora, dos años después, Sweet Downfall ha conseguido más fama y están a punto de sacar su primer disco...