Capítulo 43: No tenemos tiempo para lamentarnos.Jane
Podría haber dicho que sólo habían sido imaginaciones mías pero, en ese caso, estaría mintiendo. Me consideraba una persona lo suficientemente observadora como para darme cuenta de cuando alguien intentaba aparentar que estaba bien pero, en realidad, era todo lo contrario. Seamos sinceros, ¿quién no lo había hecho alguna vez?
Es por eso que no comprendía por qué Elliot lo estaba haciendo. Una cosa que sabía a ciencia cierta era que, pasase lo que pasase, no tendría que fingir con Elliot. Es una cosa que pensaba que lo seguíamos, ser siempre sinceros el uno con el otro. Además, ambos nos conocíamos lo suficiente, por lo que mentirse no era una opción.
A pesar de su semblante triste, este había sido transformado en cuanto me reuní con él. Parece que notó que no le creía cuando me quedé un cierto período de tiempo observándole, en silencio. Un período de tiempo en el que esperaba que saliera mi verdadero Elliot. Rompí ese período, porque este no apareció.
—¿Qué tal todo? Ya sabes que estoy emocionada por saber detalle por detalle —le saludé cogiendole de la mano. Elliot miro mi movimiento y una pequeña sonrisa, real, se asomó en su rostro. Mark se aproximó a dónde estábamos y esa sonrisa desapareció. No había que ser muy listo para darse cuenta de que Mark siempre tenía algo que ver. Desde un principio no me había dado buena espina.
—Estoy muy cansado por el largo viaje. ¿Podemos hablarlo en otro momento? —Entrelazó sus dedos con los míos y dejó en ellos un suave apretón. Yo asentí, aunque por dentro sonaban todas mis alarmas. Debía de darle su tiempo para que me hablase de lo que le ocurría, aunque por ello tuviera que devanarme los sesos con miles de teorías respecto a su cambio. Era extraño, porque la mano que Elliot me solía tender me provocaba una sensación segura, de protección. Hoy esa sensación no estaba.
Lo más lógico es que hubiésemos cogido un taxi que nos llevará directos a casa de Elliot, desde donde yo luego seguiría mi camino andando hasta casa, pero no fue así. Un flamante coche nos esperaba a la salida del aeropuerto. Hubiera estado exultante si no fuera porque ese automóvil pertenecía a Mark. Puse los ojos en blanco, no sabía cómo es que no me lo había visto venir. Es decir, pese a que la discográfica en la que trabajaba no era la más importante, sí que tenía cierto peso en la industria.
-Jane, que alegría haberte visto esperándonos. Créeme que ha sido casi más duro para mí que para vosotros, no has sido tú las que has tenido que aguantar a Elliot nostálgico. Parecía que todo le recordaba a ti, y no me lo paraba de comentar—El padre de Elliot soltó una carcajada y yo me reí, para aligerar un poco el ambiente. En esta situación Elliot hubiera protestado, negando que hubiese sido así, y su padre y él hubieran terminados enzarzados en una pelea hasta que Elliot lo hubiese admitido. Esta vez no fue así, la mirada vacía de Elliot estaba situada en el parabrisas, ajeno a nuestra conversación.
—¿Verdad, Elliot? —su padre insistió, esperando una burlesca respuesta como era habitual en él. Entonces, Elliot llevaba en esa actitud desde hace unos días, porque su padre también lo había notado. Cosa que aumentaba más mi nerviosismo.
—¡Elliot! —le dio un brusco codazo sacándole de sus ensoñaciones. Yo que me encontraba en el asiento que daba a la ventanilla, al lado de Elliot, note la reacción de él, saliendo de ese trance.
—Perdona, ¿decías algo?
El señor Stratford soltó un bufido, y se giró en torno a las vistas de la autopista que se podían ver a través de su ventanilla. Cruzó sus brazos, en claro gesto de agotamiento.
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Más allá de la música ©
Fiksi RemajaJane Parks lleva desde los 15 años siendo fan de Sweet Downfall, una banda de pop alternativo poco conocida, pero con canciones realmente buenas. Ahora, dos años después, Sweet Downfall ha conseguido más fama y están a punto de sacar su primer disco...