Capítulo 37: Nuestra verdadera historia.Janie
-No hace falta, gracias -respondí a mi padre intentando sonar lo más amigable posible. Estaba en un momento crucial, no podía responder con amor en estos momentos.
-¿Seguro? -volvió a insistir. Esperaba que esta no fuera una de sus tácticas para que Elliot y yo nos separásemos en términos de espacio, no de relación, porque ya había roto su promesa unas cuantas veces en lo que llevábamos de día. Le eché una mirada que indicaba que se marchase y, tras ponerme los ojos en blanco, se giró en sus talones y salió.
-Supongo que querrá que bajemos —le iba a responder que sí a Elliot, pero él ya se me había adelantado y estaba abriendo la puerta de mi habitación. Otra vez será, ¿no? Ahora me había quedado replanteando a qué se refería Elliot con lo de su pasado y el verdadero Elliot. A mi mente llegó el recuerdo de Carol contándome sobre los programas de mafiosos que veía y que él podía ser uno de ellos. Borré eso deprisa, no podía ser. Ni siquiera sabía porque había pensado en ello.
-Será mejor hacerlo —contesté ocultando la decepción. Elliot me sonrió agradeciéndomelo. A veces no me gustaría ser tan obediente a la primera, debería ser más insistente en cosas que quería saber.
Al bajar vi que mi madre, mi padre y Tay seguían en la misma posición en la que los habíamos dejado, sentados en la mesa, aunque esta vez cada uno con un vaso de limonada. Era la limonada de bote tan mala. Yo ya había advertido que los Parks nos alargábamos en las despedidas, y en las comidas ya batíamos todos los récords.
Planeaba sentarme con Elliot bajó el gran árbol que ocupa la mayor parte del terreno de la parte delantera de nuestro jardín, pero está ya estaba ocupada por dos pequeños ruidosos. En parte, Owen y Molly eran como yo, tendían a obsesionarse a gran velocidad con las cosas. En su caso, no era de Sweet Downfall y sus maravillosas canciones, era de Phineas & Ferb. Justo estaban jugando a que ellos eran esos dos personajes y estaban bajo el árbol "creando" lo que iban a hacer hoy. Bueno, prefería que jugasen a esas cosas, por raras que fueran, a que estuvieran todo el día jugando con el móvil de mamá o el de Tabatha.
Para una persona tan espiritual y unida a la naturaleza como era Tay, tener móvil era una cosa que me parecía sorprendente y que ella estuviera enganchada, aún más. Tabatha siempre había tenido una personalidad diferente, le gustaba "romper los moldes que nos estipula la sociedad" como solía ella decir. Ella era muy liberal, muy defensora de cualquier cosa por pequeña que fuese y, sobre todo, una persona muy independiente. Hablando claro, le importaba una mierda lo que los demás dijesen o pensasen de ella. Claro que en su Tumblr subía críticas sobre los moldes que nos esti...bueno, se entiende.
-¿Y Perry? -preguntó Owen pintando una caja de zapatos.
-¿Quién es Perry? ¿Hay algún miembro más en la familia Parks y no me he enterado? -inquirió Elliot mirando a los alrededores como si de repente fuera a aparecer alguien.
-No, con siete ya basta -respondí guiándole al jardín trasero. En este es donde se encontraban todas los maceteros de mamá que tanto mimaba, esos que siempre eran destruidos por los balonazos de Owen y Molly. Entre los mellizos, Tay y yo llevábamos una cuenta del número de jarrones que le habíamos roto a lo largo de nuestras cortas vidas. En total eran más de 25.
También se encontraba lo más preciado de Owen y Molly, y no era la televisión. Era esa casa en el árbol que mi padre construyó, y donde se refugiaban cuando huían de mamá y de sus broncas.
A pesar de lo bien que suene su nombre, no era una casa del árbol enorme y moderna, tenía un tamaño normal, con capacidad para máximo cuatro personas y unos cuantos tablones de madera. Los millones de clavos era lo que la mantenía. Seguro, ¿verdad?
ESTÁS LEYENDO
Más allá de la música ©
Genç KurguJane Parks lleva desde los 15 años siendo fan de Sweet Downfall, una banda de pop alternativo poco conocida, pero con canciones realmente buenas. Ahora, dos años después, Sweet Downfall ha conseguido más fama y están a punto de sacar su primer disco...