Capítulo 19: Me estás corrompiendo.

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Capítulo 19: Me estás corrompiendo.

Jane

¿Sabes esa sensación de cuando estás teniendo un gran sueño y, en la mejor parte, despiertas?

Pues eso era justo lo que me acababa de pasar.

Estaba soñando con que Sweet Downfall me iba a componer una canción. No sé cómo había empezado, sólo podía recordar cómo todos los de la banda, Oliver ya había regresado, me lo preguntaba y yo estaba a punto de responderles que sí emocionada, pero desperté.

Tras unos instantes de desconcierto, recordé el porqué de que Elliot estuviera dormido a mi lado. No es agradable despertarte y ver que un chico está durmiendo a tu lado. A no ser que sea Elliot.

Me sonrojé al pensar en lo que ocurrió ayer por la noche, nos besamos muchas veces, muchas, muchas. No sabía cómo iba a reaccionar cuando Elliot se despertara, probablemente no le podría mirar a los ojos de la vergüenza, o a lo mejor me lanzaba y le besaba.

Con él a mi alrededor me volvía loca.

Aprovechando que estaba profundamente dormido, me acerqué para poder observarle de cerca. ¿Por qué era tan perfecto? Sus mejillas eran achuchables, me gustaría espachurrarlas como hacen las abuelas, pero me tomaría por una enferma mental. Al estar tan cerca, pude comprobar cómo sus mejillas contaban con unas pequeñas pecas. Intentando no despertarle, las acaricié con suavidad.

Me acerqué un poco más para besar su mejilla, pero soltó un pequeño grito que me asustó.

-Eres idiota -protesté dándole un golpe amistoso.

Me había quedado sin beso.

-Y tú eres una loca. No quiero ni imaginar qué me hubieras hecho si no llego a despertarme -contestó incorporándose. Sus palabras no me afectaban, no era la primera vez que me llamaban loca.

-¿Desde hace cuánto llevas despierto? -cuestioné dudosa. A lo mejor me había pillado con las manos en la masa, más bien, con las manos en su cara.

-Suficiente tiempo como para haber notado cómo me manoseabas -respondió echándome una mala mirada.

Le iba a explicar que era porque tenía la necesidad de tocarle, pero iba a quedar aún peor.

-No seas tan exagerado. Además, tú también me manoseas. Y estando yo despierta -le expuse burlona.

-¿Ah, sí? ¿Cuándo? -inquirió acercándose a mí de manera juguetona. Elliot juguetón era difícil de tratar, aunque agradable, no lo voy a negar.

-Todo el rato me acaricias, que me doy cuenta. Y no hablemos de cuando me robas besos. Tú estás más necesitado de mí -dije sonriendo triunfante. Elliot continuó acercándose más, y yo no pude retroceder porque ya estaba al borde de la cama.

-No veo que protestes por mis besos, es más, creo que te encantan -contestó socarrón. Ya no podía acercarse más a mí, por lo que ahora lo que acercaba era su rostro al mío. Cuando a penas unos centímetros nos separaron, salté de la cama y salí corriendo escaleras abajo.

-¡No vale! -oí que reclamó-. ¡Eres una tramposa! -no era muy difícil averiguar que estaba bajando las escaleras y venía a por mí.

Lo que envidiaba de los chicos era que, por desgracia, eran más fuertes y veloces que las chicas, por lo que me alcanzó en seguida.

-¿Huyendo de mí? -cuestionó atrayéndome hacia él. Pronto esbocé una sonrisa y comprobé que Elliot tampoco pudo evitarla.

-Puede que sí -respondí dando un pequeño salto enrollando mis piernas en su cintura. Al principio puso una cara de sorpresa, pero luego sus comisuras se alzaron. Al ver a Elliot sonreír, me daban ganas de besarlo, ¿eso era normal?

Más allá de la música © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora