LIII

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Los amigos de gavi ya habían llegado y estaban jugando en la piscina mientras que yo los veía mientras hablaba con cristom

—¿no te metes a la piscina?—pregunto a lo que yo negué

—tengo frío, Madrid es más calentito

—ven, cojamos unas bebidas para los demas— dijo cogiéndome de la mano y llevándome dentro

Cuando el gire a los demás vi a gavi mirarme con una expresión seria pero le quite importancia y entre junto a cristom en la cocina

—¿Que quieres que llévemos?—me pregunto y yo me encogí de hombros

—¿soda y jugo?—pregunte y el asintió sacando las cosas

Cristom puso las bebidas en la encimera y luego se apoyó en la pared, mirándome fijamente con esa sonrisa que me ponía un poco nerviosa.

—Alya, ¿te he dicho alguna vez lo guapa que eres? —preguntó, acercándose un poco más.

—Hoy ya lo has dicho como cinco veces —respondí riendo, intentando mantener las cosas relajadas.

—Es que es verdad. No puedo evitarlo —dijo, dándose otro paso hacia mí.

—Cristom... —murmuré, dando un paso atrás, pero ya estaba contra la encimera.

—No te pongas nerviosa —susurró—. Solo... déjame probar algo.

Mi corazón empezó a acelerarse mientras él se inclinaba lentamente. No sabía qué hacer. Parte de mí quería alejarse, pero otra parte se quedó congelada, como si mis piernas no respondieran.

Cerré los ojos, esperando que se detuviera en el último segundo, pero lo siguiente que escuché fue un golpe seco. Abrí los ojos rápidamente y vi a Cristom tambaleándose hacia atrás, llevándose la mano a la mandíbula.

—¡¿Pero qué cojones, tío?! —gritó Cristom.

Entonces miré a Gavi, con el puño todavía en alto y una mirada de furia que nunca le había visto antes.

—¡¿Gavi, qué mierda haces?! —le grité, acercándome para empujarlo.

—¡Te estaba intentando besar! —soltó él, como si eso lo justificara todo.

—¡Y qué! ¿Eso te da derecho a pegarle? —estaba que echaba humo.

—¡Claro que me da derecho! —respondió, dando un paso hacia mí—. ¡No voy a dejar que te aprovechen así!

—¡No se estaba aprovechando!

—¡Te tenía acorralada contra la encimera, Alya! ¿No lo viste?

—¡No me estaba acorralando! Y aunque lo hubiera hecho, no es asunto tuyo.

—¡Sí lo es! —gritó, dejando caer los brazos a los lados.

—¿Por qué? ¿Eh? Explícamelo, Gavi.

Se quedó en silencio, respirando rápido, pero sin apartar la mirada de mí.

—Porque me importas, joder

Me quedé helada. No me esperaba esa respuesta.

—...eres...mi mejor amiga—suspiro

Cristom soltó una carcajada sarcástica mientras se ponía de pie.

—Estáis locos, los dos. —Y se fue, dejando la cocina en completo silencio.

Gavi y yo nos quedamos mirándonos, ambos todavía respirando rápido.

—No tenías que hacer eso —dije finalmente, bajando un poco el tono.

—Tenía que hacerlo, no me gusta para ti—Se encogió de hombros—. Aunque me odies por ello.

|| UNION EN EL CAMPO || pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora