|| UNION EN EL CAMPO || pablo Gavi

LIX

Capítulo dedicado a holaxxxp, gracias por siempre sacarme una sonrisa y darme ganas de escribir
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Alya de Jong ||📚🐬

Nos habíamos detenido en una estación de servicio después de hora y media de viaje, y todos bajamos a estirar las piernas y tomar aire. El sol no pegaba mucho, así que la parada fue más un alivio que una molestia.

Me quedé cerca de Ansu, Balde, Héctor y Pau, que estaban hablando de cualquier cosa mientras yo escuchaba, intentando no reírme de sus tonterías.

—¿Entonces, Balde, qué pasó al final con aquella chica? —preguntó Pau, cruzándose de brazos y mirándolo con una sonrisa maliciosa.

—¿Qué chica? —pregunté curiosa, arqueando una ceja.

—¡Nada, nada! —respondió Balde rápido, agitando las manos para cambiar el tema.

—Venga, Balde, no te hagas el tonto. —lo picó Ansu, riendo—. Era la que te pidió la camiseta después del partido, ¿no?

—Os estáis inventando cosas. —Balde puso los ojos en blanco, pero su sonrisa lo delató.

—¿Y qué pasó con la camiseta? ¿Se la diste o no? —intervine, disfrutando de cómo se retorcía un poco bajo la presión del grupo.

—Sí, pero solo porque insistió demasiado. —confesó, encogiéndose de hombros.

—"Insistió demasiado", dice. —se burló Héctor, imitando su voz—. Si hasta sonreías como un crío al dársela.

Todos nos reímos, y Balde se pasó una mano por la cara, visiblemente avergonzado.

—Dejadle ya, hombre. Que bastante tiene con haber sido descubierto. —comenté, dándole una palmadita en el hombro.

Un poco más lejos, Pedri estaba tonteando descaradamente con María. Ella le daba golpecitos en el brazo cada vez que él decía algo que la hacía reír.

—Mira, ahí va tu mejor amigo en modo “don Juan”. —me señaló Ansu, inclinando la cabeza hacia ellos.

—Siempre está igual. —respondí, rodando los ojos con una sonrisa—. Lo raro sería que no estuviera haciendo el payaso.

—¿Y Sira y Ferri? —preguntó Pau, mirando hacia el lado opuesto.

Al girarme, los vi dándose picos, abrazos y sonrisas como si estuvieran en una escena de película romántica.

—Eso es otro nivel. —dijo Héctor, soltando una carcajada.

—Dios, qué empalague. —bufé, fingiendo taparme los ojos—. ¿No pueden comportarse como personas normales?

—Déjalos, mujer. Están enamorados. —comentó Ansu, riéndose mientras les lanzaba una mirada burlona.

—¿Enamorados o pegajosos? —respondí, haciendo que todos soltaran una carcajada.

Tras unos minutos más de risas y charlas, Ferri y Sira se acercaron al grupo, aún con sonrisas cómplices.

—¿Qué pasa, que ahora sois los jueces del amor? —bromeó Ferri al escuchar nuestras risas.

—No, pero si necesitas consejo, aquí estamos. —respondió Héctor con tono burlón.

Sira nos sacó la lengua, y Ferri simplemente negó con la cabeza, divertido. Mientras tanto, Pedri y María seguían a su aire, y yo no pude evitar sonreír al verlos tan felices, se merecían uno al otro