Amarte para siempre

31

Alice se despertó sola en la cama, y abrió los ojos. Estaba sola allí. No había dormido nada bien, y se notaba en sus ojeras, que se las tapó junto al pequeño y ya casi inexistente moratón en su mejilla. Fue a desayunar, aunque no tenía ninguna gana. De hecho, tenía una cosa que hacer: arreglarlo todo con Chiara. No aguantaba estar lejos de ella, y la inglesa merecía una explicación.

Alice llegó a la cocina decidida, y divisó a Chiara sentada comiendo. Al acercarse, se dio cuenta de que la chica no la miraba, y tuvo que tocarle el hombro para llamar su atención.

-¿Puedo hablar contigo?- Le susurró avergonzada. Chiara la miró y frunció el ceño. Ahí Alice se dio cuenta de que la inglesa tenía tambien ojeras.

-¿Por qué tendría que hablar contigo?- Mierda, estaba enfadada. Era la primera vez que Alice veía a Chiara enfadada.

-Vamos, es un momento y es importante.- Le susurró, esta vez con miedo. La inglesa no parecía convencida y volvió a comer.- Por favor.- Insistió otra vez. Ahí la chica se giró y la miró con rabia.

-No tengo nada que hablar contigo, ¿recuerdas? Al fin y al cabo ya no estamos juntas, ¿no?- Dijo con rabia. A Alice se le rompió el corazón, iba a disculparse pero al ver la reacción de la otra chica, ya veía que no había nada que pudiera hacer.
Asintió con la cabeza alta y se fue de la cocina, camino a la sala de Abril.

Descubrió hace poco que había un bajo eléctrico, y se sentó en el suelo a tocarlo. Era más difícil de lo que pensaba.

-Joder, bajito. Eres difícil de tocar, ¿eh?- Se rio de su propia broma, estaba ya prácticamente delirando. En la sala empezaba a hacer calor, y Alice se quitó la sudadera, total, no había nadie en la sala. Sin empargo, se la puso a los hombros por si acaso debía disimular.

Cuando llevaba más o menos 20 minutos tocando, ahora, la canción que tenía con Naiara, apareció esta por la puerta, indicándole que tenían clase.

Así estuvieron las dos chicas toda la tarde, y al llegar la noche llevaban la canción impecable.

Cuando terminaron de ensayar la coreo, Alice informó a su compañera que iría a darse una ducha. Eso de bailar con sudadera no era nada agradable, desde luego.

Alice se duchó tranquila, y justo se puso la toalla cuando alguien entró. Su primera reacción hubiera sido girar su muñeca, pero se quedó en shock al ver a Chiara sudada. Tan solo era una chica con debilidades.

Chiara apenas la miró, y le iba a hacer un comentario cuando se dio cuenta de los cortes de su muñeca. Alice al notar que la mirada de la inglesa había pasado hacia el lado que no quería que pasase, giró rápido su muñeca y carraspeó, comenzando a irse y dejando a una Chiara ya no enfadada, si no preocupada.
Debía hablar con Ruslana y Juanjo.

Serian las 12 de la noche, por lo que las luces estaban apagadas y el directo había acabado hacía ya un rato. Alice se encontraba cantando a piano en un box "Matilda", después de haber ensayado un par de veces con su compañera de canción.

Alice final esa noche sí que había ido a cenar con Naiara, y se había sentado junto a Paul y Lucas, que la recibieron fenomenal en aquella mesa. Eran menos ruidosos que la otra, pero se respiraba alegría también.

Le costó comer, pero lo hizo solo para poder ir a un box rápido y ponerse a cantar.

Y allí estaba, cantando una de sus canciones favoritas del británico.

Estaba tan tranquila y relajada que se sobresaltó cuando la puerta del box se abrió con brusquedad y dejó pasar a Juanjo y Ruslana, seguidos por Chiara. Alice abrió los ojos.
Maldita inglesa.

-Enséñanos las muñecas.- Dijo el maño nervioso, levantado frente an ella.

-¿Qué? No tengo nada que enseñar.- Alice se empezó a poner nerviosa, y tuvo que idear un plan rápido, rascarse con fuerza la otra muñeca para que pareciesen simples arañazos.

-Alice, no es broma. Enséñanoslas.- Esta vez Ruslana tomó la palabra, y Alice, fingiendo incredulidad les enseñó la muñeca recién rascada.

-¿Esto es lo que queríais ver? Es que de verdad.- Chiara se acercó para ver y vio los arañazos, abrió los ojos y frunció el ceño.

-En la ducha tenías cortes. Creo que es la otra mano.- Alice la trató de loca, y negó con la cabeza.

-Lo que viste es esto.- Señaló su muñeca.- Además, no se por qué os preocupáis tanto, estoy bien.

-Entendemos que lo de la carta puede haber sido doloroso, pero- Alice cortó al chico, mirando a Ruslana.

-¿Le has dicho lo de la carta?- Ruslana negó con la cabeza varias veces, a veces la francesa daba miedo.

-He sido yo.- Alice abrió levemente la boca al escuchar a Chiara.

-Lo que me faltaba. ¿Desde cuando te preocupas por mí?- No le dio tiempo a contestar, pues empezó a andar hacia la puerta, chocando con fuerza su hombro con el de Chiara.

-Al.- La llamó Chiara, pero esta ya se estaba yendo hacia las habitaciones. Les dijo a los otros dos que ya hablarían mañana, y siguió a la francesa. Justo cuando iba a entrar a la habitación, Chiara la cogió del brazo y se la llevó a rastras a las duchas. Se apagó su micro, ya que Alice no tenía ya, pues iba a entrar a la habitación.- Me preocupo por ti. Mucho. Por eso cuando me decías que cortáramos te atiborre a preguntas, por eso cuando volviste de navidad intenté hablar contigo.- Alice tan solo la miraba.- Me preocupo por ti porque te quiero, fuck.  Y se que lo que he visto antes no son esos arañazos, te conozco demasiado bien para saber que los has hecho para no levantar sospechas.- Alice ya estaba llorando, pero tenía un nudo en la garganta que no le permitía hablar.- Habla conmigo, sabes que puedes hacerlo, confía en mí, por favor.

-Eh..., fue..., eh...- Alice no podía hablar, por más que lo intentara.

Chiara sonrió con preocupación.- No hace falta que me lo cuentes, solo quiero que sepas que puedes contar conmigo. Can I give you a hug?- La francesa asintió, y rompió a llorar en los brazos de Chiara.

-Lo siento.- Decía la francesa sollozando.- No quiero perderte. He sido una idiota.

-Ni se te ocurra decir eso.- Chiara la miró a los ojos.- No eres ninguna idiota. Eres muy valiente, lo que has pasado no es fácil, love.- Volvió a abrazarla, y susurrando, le dijo.- Y no vas a perderme nunca. Te amo y te amaré para siempre.

En ese momento, Alice se sintió plenamente querida, las voces en su cabeza ya habían cesado, no exigirían inseguridades. Y todo gracias a aquella chica que siempre había tenido fe en ellas.

-Yo también te amo y te amaré para siempre.- Le contestó Alice.

Parece que esta historia de amor va para largo..., ya veremos cómo termina.

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Dejo esto por aquí y me voy.

¡Mil gracias por el apoyo y por confiar en esta historia!!!!! Os amo mil 😭💕