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___ estaba tendida en su cama, mirando al techo, su habitación estaba sumida en el desorden diario, la ropa sucia se apilaba, el mobiliario desordenado, y las cortinas abiertas, dejando que la luz del sol entrara de manera indiferente a la atmósfera de su cuarto, no tenía fuerzas para hacer nada, ni para moverse , simplemente seguía  existiendo, atrapada en su mente, que parecía repetirse una y otra vez las mismas preguntas dolorosas que no tenía respuesta, le gustaba torturarse, pero al final no todo era su culpa, era parte del lazo que les unía 

Su cuerpo estaba allí, pero su alma parecía perdida en algún lugar lejano, suspendida en un abismo de tristeza que parecía interminable, no había energía suficiente para siquiera apartarse de la cama, sus ojos estaban vacíos, fijos en el techo, sin ver realmente nada, pero sin poder apartar la mirada, los pensamientos daban vueltas en su cabeza sin encontrar escape

De repente, escuchó la puerta abrirse no se giró, no hizo ningún movimiento, sabía quienes eran, ya que sentía  sus aromas, pero no tenía ánimos de responder, la puerta se cerró con suavidad y, al instante, una voz conocida y reconfortante resonó en el aire

—___, ¿estás despierta? —dijo la voz de Billy Black, con su tono grave y cálido – ¿____?

Al principio, no respondió, no quería, ni podía, pero Billy no se rindió en su silla de ruedas, comenzó a acercarse lentamente a la cama, Leah lo acompañaba a su lado, preocupada

—Vamos, ___, es hora de levantarse, no puedes quedarte aquí todo el día —dijo Billy, con una firmeza suave pero inquebrantable —No tienes que hacer nada, solo levantarte y venir conmigo a desayunar

—___ —continuó, su tono algo más suave, pero aún firme— No puedes quedarte aquí todo el tiempo -___ no movió un músculo, el simple acto de levantarse parecía un esfuerzo insuperable, pero Billy no se rindió - Ven conmigo, acompáñame, vamos a desayunar, te prometo que no será tan difícil como parece

Con sus palabras, Billy intentaba no solo animarla a levantarse, sino también transmitirle algo de calma, su presencia era constante, siempre solidaria, siempre dispuesta a estar cerca sin presionar demasiado

Leah, que estaba a un costado, lo miró con una expresión de entendimiento, ella no le dijo nada, simplemente observó con paciencia, sabiendo que Billy era la única persona capaz de llegar a ___ de esa forma, al final el había  sido  su padre, quien la crio

Finalmente, ___ levantó un brazo débilmente, como si el simple movimiento fuera un esfuerzo gigante, miró a Billy y luego a Leah, su rostro reflejaba una expresión vacía, pero en sus ojos había una pequeña chispa de algo, quizás de una leve aceptación, sin decir palabra alguna, se levantó con dificultad, apoyándose en la cama antes de arrastrarse lentamente hacia la silla de ruedas de Billy

—Vamos, te espero —dijo Billy, con una sonrisa que mostraba más comprensión que palabras – Tomémoslo con calma, pequeña

Leah, detrás de ellos, observaba cómo ___ comenzaba a caminar con lentitud, como si cada paso fuera una batalla, pero a la vez era un pequeño avance



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Después del desayuno, el silencio se instaló en la habitación, Billy se acomodó en su silla de ruedas, observando a ___, que seguía sentada, jugando con su tenedor mientras pensaba en lo que Billy había dicho antes

Billy rompió el silencio

—___, he estado pensando en algo —dijo, mirando a Leah, que estaba recargada en el marco de la puerta— Creo que un perro sería una buena compañía para ti, mi amigo tiene una camada - ___ levantó la mirada hacia él, su expresión aún apagada - pensé que uno de esos cachorros podría ser justo lo que necesitas en este momento

—No, Billy —respondió rápidamente, sacudiendo la cabeza— Apenas estoy sobreviviendo con la ayuda de todos, no necesito más responsabilidades

—Creo que sería una buena idea — Leah, que había estado callada hasta ese momento, intervino con voz suave pero firme, mientras se acercaba  un poco a la mesa— Un perro podría darte algo por lo que preocuparte, te ayudaría a levantarte, a salir de casa, a veces un animalito que dependa de ti puede ser lo que más se necesita

___ frunció el ceño, claramente incómoda con la sugerencia

—Ya tengo responsabilidades con la manada —dijo, con tono bajo, como si tratara de desviar el tema – Con eso es suficiente para mi

Billy la miró con calma

—Sí, pero este sería diferente, ___ —dijo en tono suave, su mirada profunda y pensativa— Un perro te necesitaría todo el tiempo, no solo en momentos de urgencia, sería tu compañero, sin esperar nada más que lo alimentes y tu cariño

___ no sabía qué decir, su mirada bajó al plato vacío que tenía frente a ella, no estaba lista para avanzar y obtener nuevas responsabilidades

—A veces, algo tan pequeño como un perro - Leah, observando a su amiga, le tocó suavemente el hombro, intentando transmitirle algo de consuelo - Puede ser el primer paso para empezar a sanar

___ no respondió, pero sentía una presión en el pecho, una mezcla de sentimientos que no podía ordenar

—No quiero un perro - por último, se encogió de hombros y, con voz firme hablo – No traigas uno aquí, no lo quiero

Billy, sin insistir, asintió y sonrió levemente, dándole una última mirada

—Qué lástima —dijo en voz baja, luego, se inclinó un poco hacia la entrada de la habitación y señaló una caja que estaba ahí— Pero ya tengo el perro aquí

___ miró la caja en silencio, sin saber si debía sentirse sorprendida o molesta, miró a Leah y luego a Billy, sin saber cómo reaccionar

—Billy... —susurró, aunque su voz estaba llena de dudas – Debiste preguntar antes de traerlo

Billy sonrió levemente, pero no insistió más, él esperaba que, con el tiempo, ___ pudiera ver que aquel pequeño gesto era solo el comienzo de algo que podría darle una nueva razón para levantarse cada día


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Era una madrugada silenciosa en la que ___ intentaba, sin éxito, dormir, el silencio de la casa solo se veía interrumpido por los suaves susurros de la brisa que se colaban entre las rendijas de la ventana, sin embargo, sus pensamientos no la dejaban descansar; su mente estaba llena de recuerdos, especialmente de Alice, soñó con ella, con su risa, con su presencia, aunque en el sueño no podía abrazarla, sentía que estaba cerca, como si la tristeza que la invadía de pronto se desvaneciera por unos momentos

De repente, un chillido agudo cortó el aire y la sacó de sus pensamientos, devolviéndola a la realidad, la pequeña cachorra, que Billy había dejado en su casa, no paraba de llorar, el sonido era desgarrador, casi insoportable

___ se levantó de la cama rápidamente, sintiendo la pesadez de su cuerpo, pero la necesidad de calmar a la perrita fue más fuerte, caminó hacia la habitación donde  estaba, con su pequeño cuerpo tembloroso de miedo, y trató de calmarla con sus palabras, como si la fuera a entender

—Shhh... tranquila, pequeña —dijo, pero la perrita seguía chillando con desesperación – Por favor, solo duérmete  - Intentó acariciarlo, arrullarlo, pero nada funcionaba, el llanto continuaba y su pequeña figura no parecía calmarse

Desesperada, y al ver que nada funcionaba, ___ suspiró profundamente cayendo en la resignación, la levantó en sus brazos y la llevó de vuelta a su cama, acostó al cachorro junto a ella y, sorprendentemente, comenzó a calmarse, la pequeña dejó de llorar y se acurrucó en su regazo, le miró con suavidad, acariciando su pequeño cuerpo con cariño

—Solo querías compañía, ¿verdad, pequeña? —murmuró con una voz quebrada, apenas audible – Perdiste tu antiguo hogar, al igual que yo

La cachorra, ahora tranquila, se acomodó en su cama, y ___, con una mezcla de melancolía y ternura, lo dejó dormir junto a ella, mientras sus dedos acariciaban el suave pelaje del animalito, cerró los ojos por fin, sintiendo algo de paz en medio de la tormenta emocional que la rodeaba, aunque el dolor seguía presente, al menos en ese momento, no estaba sola

My Moon Alice Cullen y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora