My Moon Alice Cullen y tu

106

El murmullo de las conversaciones disminuyó poco a poco cuando ___ dio un paso adelante, con la mirada firme recorrió a cada uno de los presentes, desde los lobos más jóvenes hasta los más veteranos, sabía que lo que estaba por decir no sería fácil, pero era necesario

—Sé que todos hicimos una promesa a Jacob —dijo con voz clara, asegurándose de que cada uno la escuchara—Sé que prometimos estar con él hasta el final, que protegeríamos a los Cullen 

Algunos de los lobos asintieron en silencio, otros se cruzaron de brazos, en espera de lo que vendría después

—Pero quiero que me respondan con honestidad —continuó, dando unos pasos entre ellos— Quiero saber quiénes realmente están de acuerdo en pelear... y quiénes no

Se hizo un silencio denso, Leah la observó con atención, sin decir nada, Seth bajó un poco la mirada, incómodo, los más jóvenes intercambiaron miradas entre sí

—No es un favor para mí —siguió __, con una seriedad que impregnaba cada palabra—No quiero que sientan que deben pelear por obligación, esto no es solo por Jacob, ni por los Cullen, es por la reserva, por sus familias, por ustedes mismos

Paul resopló y se cruzó de brazos

—No vamos a echarnos para atrás ahora, no tendría sentido

—No digo que lo hagan —replicó __, mirándolo con calma— Pero el día se acerca y cuando llegue... no habrá marcha atrás

El silencio pesaba en el aire como una densa niebla, __ se mantuvo de pie en el centro del grupo, observando cada rostro, cada expresión tensa o determinad,  necesitaba que cada uno fuera consciente de lo que significaba esta batalla

Fue Embry quien rompió el silencio, con  tono pausado y serio

—Sé que el día se acerca... y también sé que no hay garantías de que salgamos bien de esto pero si no peleamos, ¿qué nos queda?

Seth, aún sentado junto a Leah, tomó aire antes de hablar

—Jacob dijo que entre más seamos, mejor —su voz no tenía el entusiasmo de siempre; era más contenida, como si intentara convencerse a sí mismo—. Si no mostramos fuerza, solo nos verán como una manada débil

Leah tensó la mandíbula y miró a __ de reojo

—¿Y si hay pelea? —intervino __, su tono firme pero sin agresividad— ¿Vas a dejar que peleé tu hermana ?

La pregunta quedó flotando entre ellas, Leah desvió la mirada, no tenía respuesta, o quizá no quería decirla en voz alta

—Esto es decisión de todos —insistió __, sin apartar los ojos de los suyos— No hay vergüenza en admitir miedo, no hay vergüenza en no querer pelear

—Pero hay vergüenza en huir —soltó Paul con un gruñido, irguiéndose— Y ninguno de nosotros es un cobarde

—No se trata de cobardía —intervino Quil— Se trata de asegurarnos de que todos realmente queremos hacer esto

Los murmullos comenzaron a aumentar entre los lobos más jóvenes, los más veteranos parecían tener su decisión tomada, pero los más pequeños aún tenían dudas

__ dejó que hablara cada uno, escuchó cada opinión, cada argumento a favor y en contra

Al final, cuando todos tuvieron oportunidad de hablar, __ volvió a tomar la palabra

—No los obligaré —dijo— Pero el día está más cerca de lo que creemos y cuando llegue... quiero que cada uno esté seguro de lo que hará 

El silencio era pesado, casi sofocante, el aire frío del bosque soplaba entre los árboles, levantando hojas secas del suelo, nadie se movía, nadie hablaba