Capítulo 96

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Para Jeon Jungkook:

No sé si llegarás a leer esto, pero de todas formas lo dejo aquí. [...]

[...] Porque, aunque yo me esté yendo, siempre seré su padre en mi corazón.

Atentamente,
Kim Taehyung

(...)

Jungkook cierra la puerta tras de sí con un suspiro agotado, sujeta a Seol contra su pecho y le acaricia la espalda con suavidad. El niño sigue sollozando bajito, con su carita escondida en su cuello, el cuerpo aún tembloroso por el berrinche.

— Ya, bebé… — murmura Jungkook, besando su cabello. —Estoy aquí.

Pero Seol no le responde.

Su pequeño corazón sigue roto.

Jungkook aprieta los labios con frustración antes de caminar hacia la habitación del niño. Lo acuesta con cuidado, acomodando la cobija sobre su cuerpecito.

— Duerme un poco, ¿sí? Mañana hablaremos.

Seol solo se voltea, dándole la espalda.

Jungkook siente un nudo en el estómago, pero no insiste.

Sale de la habitación y cierra la puerta con suavidad.

Cuando regresa a la sala, se pasa una mano por el rostro. Su cabeza late con fuerza, su cuerpo pesa como si hubiera corrido un maratón. Todo lo que ha pasado en las últimas horas lo tiene al borde del colapso.

Pero lo que menos espera es encontrar un sobre encima de su escritorio.

Frunce el Ceño.

Camina con pasos pesados ​​hasta él, su nombre escrito con una caligrafía que reconoce de inmediato.

Kim Taehyung.

Siente un escalofrío recorrerle la espalda.

Jungkook se sienta lentamente en la silla, tomando el sobre con manos tensas. Se queda mirándolo unos segundos, como si quisiera quemarlo con la mirada.

Algo dentro de él le dice que no lo abra.

Que lo deje ahí.

Que si lo lee, algo va a volverlo loco.

Pero su maldita curiosidad y el ardor de su enojo le ganan.

Abre el sobre con torpeza y extrae la hoja dentro.

Para Jeon Jungkook:

No sé si llegarás a leer esto, pero de todas formas lo dejo aquí.

Primero que nada, felicidades. Recuperaste a Seol, y eso es lo único que realmente importa. A pesar de todo, él está en casa, donde siempre debe estar. No necesitas saber cómo lo logré, ni quiero que lo sepas. Solo quédate con eso.

Como ya habrás notado, me voy. No tiene sentido seguir aquí cuando ya no tengo un propósito en tu vida, ni en la de Seol. Nuestro contrato terminó desde el momento en que decidió que no querías verme nunca más. Y, aunque me gustaría decir que esto no me afecta, sería una mentira más. Ya hubo suficientes de esas entre nosotros.

Sé que me culpas por lo que pasó. Sé que me odias, y probablemente me odiarás por mucho tiempo más. No te voy a pedir que me entiendas, ni que me perdones. Pero sí quiero que sepas algo: yo nunca fingí con Seol.

Él fue real para mí.

Su risa, sus abrazos, la forma en que se dormía en mi pecho después de un día largo… todo eso fue real. Y aunque ahora tenga que alejarme, quiero que sepas que lo amé con cada parte de mí. Que él nunca fue parte del contrato, que nunca lo vi como una obligación.

Señor JeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora