Capítulo 6. Palido Alto y Cabello Azul

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—Tiene suerte de estar con vida—dijo el doctor después de unos minutos—¿Como fue que dijo que cayó a una estufa y luego a una piscina?—se giró a verme.

—Bueno—fingí llorar un poco—Harry es un niño tan bueno y humilde, estaba caminando cuando la mascota de los chicos, Freddy la gallina, llegó desprevenida asustando a Styles haciéndolo caer dentro de la estufa, luego, Martín el Canguro Boxeador pateó la estufa ocasionando que cayera a la piscina y Harry se hundiera en ella.

—¿Y ninguno de ustedes escuchó nada?—preguntó incrédulo.

—No estábamos en casa ese momento, estábamos en el parque—mentí—ahora, si me disculpa, iré a decirle a mis bebés que su hermano está bien, buen día—hice una reverencia y salí corriendo hacia los chicos.

—¿Cómo está? ¿Está bien?—preguntó Liam.

—Si se muere, ¿Puedo llevarme su cama a mi casa? es la más cómoda—dijo Michael.

—Si, está bien—respondí y todos soltaron un suspiro de alivio—además, esa cama es mía Mikey, así que back off—chasqueé mis dedos.

—Señorita Wilkins—me llamó una enfermera—el paciente acaba de despertar ¿Desea verlo?—preguntó señalando al área donde se encuentra Harry.

Miré a los chicos un poco apenada y luego a la mujer.

—Creo que sería mejor que ellos pasaran primero—los señalé—después de todo, son familia.

—Pero si mal no entiendo usted es la niñera de e...

—DIJE QUE ELLOS—empujé a la enfermera y luego a los chicos para que entraran a ver a Harry.

Y bueno, así es como te sacan a patadas del hospital más cercano que tienes.

Tal vez debería de controlar mi impulso...

Bah, quien debería de controlarse es el mundo, el es quien está en mi contra.

Así que me quedé sentada fuera del hospital como vagabunda esperando a que los chicos salieran y pudiéramos ir a la casa de una buena vez.

—Rojo... blanco... azul... rojo... amarillo... rojo... Viejo verde que robó mi ropa.

Se que no es un color y mucho menos un auto, pero acabo de ver el imbécil que robó toda la ropa interior que tenía.

—Hable viejo, ¿Donde la tiene escondida?—pregunté apuntándolo con una ardilla.

Si, una ardilla, no me dio tiempo de buscar algo más temible, además, las ardillas pueden llegar a hacer mortales una vez las molestas.

—No se de que me hablas loca—dijo negando siguiendo calentándose en el fuego—ahora largo, tengo cosas mas importantes que hacer.

—Todos sabemos que no es cierto, Dina, ¡TE ELIJO A TI!

Y como si fuera un Pokemon lancé a la ardilla al rostro del hombre quien cayó al suelo por la sorpresa mientras Dina le rasgaba toda la cara.

—¡QUÍTAMELA! ¡QUITAMELA!

—¿Donde está mi ropa interior?—volví a preguntar arrodillándome cerca de él.

Pero ni tan cerca, si este trabajo de niñera no funciona, necesito mi rostro para algo.

Tal vez termine siendo la próxima Barbara Palvin o Kyle Jenner. Quien sabe.

—No se, lo juro—gritó desesperado—quítamela por favor.

—¡MIENTES! Dina, sigue atacando—ordené a la ardilla la cual seguía chillando plácidamente sobre el vagabundo.

—¡AUXILIO! ¡ESTA LOCA ME ATACA!

—Oye, suéltalo—dijo otro vagabundo muy parecido a este.

Quizás me estoy volviendo loca. Quizás cuando el oficial me lanzó del hospital me golpeé la cabeza muy fuerte contra el poste.

O quizás sean gemelos y estoy confundiendo al roba tangas.

—Dina, ¡ataca al otro!—tomé la ardilla y se la lancé al otro vagabundo quien la esquivó ocasionando que Dina cayera a una fuente cercana—¡NADA ANIMAL! ¡NADA!—grité dirigiéndome a la pobre ardillita—mientras tu —señalé a quien llegó hace poco—dime donde tienes cautiva a mi ropa interior.

—Con que tu eres la ladrona—dijo con un tono raspón.

—¡TU FUISTE QUIEN ROBÓ MIS TANGAS!—lo señalé molesta—ahora, dime donde las tienes, porque te advierto, hay mas de ellas—dije refiriéndome a la ardilla la cual pudo salir y se arrastraba mientras otro par de ardillas parecían darle respiración boca a boca.

Oh no esperen, están follando.

—¡Consigan un cuarto!—les grité volviendo a fijar mi mirada a los vagabundos—habla.

—Está loca Ernie, mira lo que me hizo—se señaló el hombre atacado por la ardilla.

—Está bien Ern—se giró a verme con superioridad—ya yo no tengo tu ropa barata—abrí mi boca ofendida—se la vendí a un idiota que pasaba por el parque ayer a las 7:30 de la noche, le dije que era de una modelo porno muy famosa y el iluso se lo creyó.

—¿Quién es ese iluso?—pregunté con interés.

Tal vez sea Justin Bieber o Zack Efron, incluso podría ser Will Smith. Si, tengo esperanzas que fue uno de ellos, así tendrán algo de mi para que me recuerden por siempre.

—Un chico pálido...—Will Smith descartado—...alto—Efron descartado, pero todavía queda Justin bebé—con cabello azul.

...Quizás se lo tiñó, es posible.

—¡Porque Justin no se tiña como arándano!—grité desconsolada mientras abrazaba a Martín el canguro después de ver una foto de Justin con el cabello rubio—¿Acaso el universo no me quiere ver feliz?—le pregunté al animal quien se limitó a lamerme—guácala—chillé asqueada.

—Oye Cora, iremos a ver una película ¿Quieres venir?—preguntó Michael.

Lo miré detenidamente; es alto, pálido y con el cabello azul.

Ya tenemos a mi hombre.

Niñera Por ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora