Niñera Por Error

Capítulo 25. Rubia al rescate

Ashton
(Horas antes de Cora haber despertado)

"¿Ya despertó?" pregunté a través de la línea telefónica.

Se escuchó un suspiro de la otra parte.

"Lo siento hermano, pero no, aún no" respondió Calum.

"Esto es una maldita pesadilla" me dije más a mí mismo "¿Seguro que todavía no ha despertada? ¿No se ha movido? ¿No ha hablado? ¿Nada?"

"Joder Ashton, ¿Porque no vienes tú a averiguarlo" gruñó molesto.

"Sabes que no puedo ir" bajé la mirada "aunque quisiera no puedo acercarme, ya escuchaste a Louis, 'Si te vuelves a acercar a ella te rompo todo lo que llamas rostro"

"Entonces deja de estar llamándome cada 30 minutos para saber si despertó o si no"

"Bueno bueno, está bien, lo siento" hice una pausa "¿Ya despertó?"

"Escúchame bien idiota"

"Hola Michael, que hermoso escuchar tu voz, me alegra tanto el día" dije sarcástico.

"Me vale mierda tu saludo sarcástico Irwin" puse los ojos en blanco "escúchame bien, si todavía tienes la decencia de escuchar a tus amigos además de a un elfo escapado del Polo Norte" reí ante su comentario "Ven y arrastra tu feo trasero a este maldito hospital antes de que vaya por ti y te arrastre por tu maldito cabello de enredos"

"Michael, como le había dicho a Calum, no pue..."

"No puedo ir porque Louis me amenazó, bujuju" dijo en voz burlona "te lo vuelvo a decir tarado, tú le ganas en estatura a ese enano de transplantes así que quiero verte en este hospital en..."

"¡Cora despertó!" se escuchó la voz de Harry gritar.

"¿Qué?" Pregunté levantándome de la silla rápidamente "¿Cora despertó"

—¿Cora despertó?—dijo una voz a mis espaldas. Me giré y los únicos que estaban eran Martín y Freddy la gallina.

Dios, me estoy volviendo loco.

Lo único bueno, es que sé que ella ya está despierta.

Harry

Miré a Cora la cual dormía plácidamente en su camilla mientras que yo estaba sentado en esta molesta silla de metal. Me he movido, me he recostado, me he parado pero no hay una puta manera de hacer esta maldita silla cómoda.

—Si quieres puedes acostarte a mi lado—dijo una voz suave—es solo una idea.

—No me es permitido hacer eso—susurré acercándome a ella.

—¿Y desde cuando tú sigues las reglas?—preguntó divertida.

—Rayas el carro de un oficial una vez, robas una paleta porque se te olvidó la billetera, orinas en el jardín de tu vecina y ya te marcan de por vida—negué.

—Aja, lo que digas—rodó los ojos—¿Vas a acostarte o no?

—Esta bien—dije acostándome a su lado—esto es lin...