Niñera Por Error

Capítulo 20. ¡Estamos en problemas!

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Louis

Miré al canguro y luego a la gallina.

Ni loco les dejaré ese último pedazo de pizza. Es la primera cosa decente que como en semanas.

—Esa pizza es mía—dije señalándola—mía, de mi propiedad, y no hay nada que ustedes tontos animales puedan hacer para impedirlo.

Martín pestañeó y Freddy cacareo. Entrecerré mis ojos.

Esto es guerra.

—Uh pizza, genial—entró Luke a la cocina comiendo el pedazo por el cual llevaba media hora peleando—iu, es de hongo.

—Hemmings—dije con toda la paciencia del mundo—¿Cuán rápido corren las jirafas?

—No se, ¿porque?—preguntó mirándome.

—No, no, nada—negué—¡PORQUE ESTOY A PUNTO DE AVERIGUARLO!—grité corriendo detrás de él.

—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡El enano me persigue!—gritó.

—¡Enano tu abuelo!

—¡Ten respeto por los difuntos!

—¡Louis!—gritó Liam jalándome por el cuello de mi camisa—tenemos una reunión urgente.

—Simon o Modest! pueden esperar, ahora necesito matar a esa jirafa mal teñida—gruñí intentando salir del agarre de Liam

—¿Mal teñida? Soy natural bebé, yo no necesito de los médicos para que me hagan ser rubio o para que me agranden el trasero.

—¡Voy a matarte mientras duermas!—grité desesperado—suéltame Liam, te lo ordeno.

—¿Me lo ordenas?—repitió incrédulo—no eres quién para ordenarme.

—Soy el mayor y deben de respetarme—chillé—suéltame.

—Oh, por favor, te respetaré cuando las jirafas hablen.

—¿Qué pasa Tomlinson? ¿Acaso es hora de tu siesta?—rió Luke.

Miré a Liam.

—Él no cuenta—dijo—y no es Simón, ni Modest!, es otra cosa—me soltó—ahora, ¿Te comportarás como el adulto que dices ser o no?

Bufé.

—Bien, vayamos—seguí a Liam—pero ni creas que he terminando contigo Hemmings—grité para que me escuchara.

—¡Aquí te espero enano!—gritó de vuelta.

Señor dame paciencia porque si me das fuerza lo mato.

Cora

—Todavía no puedo creer que me haya desmayado frente a Bieber—dijo Lucy—es decir, me lo hubieras dicho primero ¡Mala amiga! así hubiese evitado todo ese drama que pasó o hubiese podido vestirme mas sexy o algo.

—Créelo o no, así estuvo toda la semana—me susurró Caleb y yo reí.

—Cállate calabaza—gruñó Lucy.