Eloy ✓

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Con el toque de timbre recogí velozmente mis cuadernos y los metí en el bolso para ir lo más rápido posible a mi auto. Tiré mis cosas en los asientos traseros y saqué mi teléfono del bolsillo de mi pantalón para enviar un mensaje.

Mamá voy a ir a casa de Lyka a estudiar. Vuelvo tarde.

No bien lo envié se subió la chica más hermosa que he conocido en mi vida. Todo de ella resaltaba para mí. Su cabello castaño estaba tomado en una coleta; el uniforme se veía increíble en ella, pero lo que más me gustó fue su expresión de felicidad al verme y luego, de besarme. Seguí conduciendo y fuimos al supermercado a comprar cosas para llegar a nuestro escondite.
Mientras ella arrastraba el carrito de compras yo la abrazaba por atrás. La adoro, daría todo por ella, pero el único problema es que ella es la hermana de mi mejor amigo. Lyka es muy protector con ella, la pesadilla de cada chico que la mira, el peor enemigo de los chicos que le rompen el corazón. Llevo saliendo con Larou un tiempo, cuando para su cumpleaños con Lykaios servimos a sus invitados y preparábamos las bebidas para que pensaran que estaban bebiendo alcohol siendo que todo preparado por nosotros era solamente jugos y gaseosas. Y eso fue lo que provocó que un chico se fuera de la fiesta y volviera con verdadero alcohol que tomaron a escondidas. Larouve tomó cinco latas de cerveza, a pesar de que fue su primera vez, no quedó demasiado borracha pero sí lo suficiente para contarme todo lo que sentía por mí y besarme. Gracias a Dios nadie nos vio, menos Lyka que intentaba quitarle el alcohol al muchacho.

—¿Te gusta el jugo de uva o piña?—preguntó mi chica— ¿O prefieres una gaseosa?

—Lo que tú quieras, preciosa.

Luego de haber comprado todo lo que ella deseaba fuimos camino al bosque cerca de su casa. Un día que Lyka fue a su campamento de verano, salimos y exploramos el bosque hasta encontrarnos con una casita que parecía hecha por la naturaleza. Era de piedra y el techo hiedra, a los pies de un gran árbol, tenía algo de musgo por la humedad. No era muy grande, debe ser de aproximadamente cinco metros cuadrados, pero era suficiente para que estuviéramos juntos. Los viernes en la noche cuando Lyka desaparece a hacer sus cosas misteriosas nos juntamos aquí y dormimos juntos hasta el amanecer para que vuelva a su cama. Ella trajo unas mantas para poner en el suelo, dentro la casita tenía algo como una mesa y asientos de piedra, suficiente para ambos.

Era nuestro escondite, nuestro hogar.

Estacioné el auto cuando no pude avanzar más con él y seguimos el camino a pie, tomados de las manos y yo llevando las bolsas.

—Ayer mi mamá llegó muy asustada, casi llorando—comentó Larou—. Al parecer el fuego consumió todo muy rápido y se les hizo muy difícil salir del edificio.

—Mi madre se fue más temprano al ver que era la misma charla de todos los años—dije—, casi descubre que no estaba enfermo, llegó cinco minutos después de mí. Que bueno que no hayamos estado en la reunión, no sé qué haría sin ti.

—Aww, eres tan lindo—dijo dándome un beso corto—. Yo también te quiero. Gracias por lo de ayer, Lily pensó que Lyka te había mandado a cuidarnos. Le iba a dar las gracias, pero le dije que lo hacía yo.

Ayer, durante la junta de padres y alumnos, Larou y yo salimos en una cita, pero ella debía cuidar a su hermanita, entonces se me ocurrió llevarlas a jugar vídeo juegos. Pasamos gran parte de la tarde juntos. Para que nadie sospechara, y como todos irían a la reunión, dije que estaba enfermo. Mi mamá al estar en el trabajo no podía saber si estaba en cama o no, así que fue una linda tarde juntos. Como todas las que paso junto a ella.

Llegamos a la casita y dejamos las bolsas en la mesa, ella dejó su mochila en el suelo, yo la levanté y dejé junto a todo lo que compramos. Extendí la mano y fuimos a caminar siguiendo el riachuelo que pasaba cerca de la casa. Andábamos tranquilos, en silencio.

Sé que nuestra relación está mal, no debería ser a escondidas. El problema es Lyka, es muy sobreprotector con sus hermanos, como si alguien los pudiera matar en cualquier momento. Larouve le contó a su mamá de nuestra relación, luego de que esta sospechara, y está más que feliz por nosotros. Debería hablar con él antes de ir más adelante. En la mañana me dijo que se sintió mal de saber por otras personas que yo estaba saliendo con alguien, al rato dijo que estaba preocupado porque parecía que Larou estaba viéndose con un chico. Aún no sé cómo no encajó las piezas. Tiene tanta fe en que nosotros seríamos honestos con él si algo sucediera, que ni lo sospecha. Aquello duele, debería ser un buen amigo y decirle.

De un momento a otro estaba contra un árbol con los labios de Larouve sobre los míos, sus manos en mi pecho y las mías en su cintura y mejilla. Las cosas comenzaron a subir de tono poco a poco, ella me abrió la camisa y yo metí mi mano bajo su falda, acariciando su suave piel. Esta chica me vuelve loco. Todo era genial, pero la imagen de Lykaios apareció en mi mente. Separé inmediatamente a Larouve de mí.

—Lala, cariño, lo siento en verdad, pero lo nuestro no puede seguir mientras no hable con tu hermano—dije con mis manos en sus hombros para evitar que se acercara, si me besaba de nuevo no podría con ello. A pesar de que quería controlarme, su contacto es embriagador—. Estoy rompiendo un código de amistad. Prefiero dejar las cosas claras antes de que todo se torne rojo entre Lyka y yo.

—Pero Loy —susurró con una lágrima cayendo-, yo te amo.

Sin poder soportar más verla llorar besé sus deliciosos labios y fui camino a mi auto. A medio camino escuché un grito suyo y volví corriendo. Qué idiota fui, debí dejarla sana y salva en su casa, no aquí. Mi mamá de pequeño me decía que había criaturas peligrosas aquí, no debí tomar el riesgo de dejarla sola.

Cuando llegué donde estábamos, Larouve estaba en el suelo sosteniendo su cabeza, su piel comenzó a cambiar a un color café plomizo, parecía burbujear, sus manos, ahora en el suelo, eran garras, su espalda se curvó, rompiendo su ropa, luego le crecieron unas orejas a la vez que su rostro se deformaba. De un momento a otro era una loba. Una loba que me gruñía. 

Comencé a correr, esto debe ser un sueño, no, una pesadilla. Mis piernas dolían por el esfuerzo y mi garganta ardía con el aire frío, mis pies resbalaban por el barro, pero nada me detuvo. El animal me venía pisando los talones, mi corazón comenzó a latir precipitadamente y el sudor cubría mi frente y mojaba mi cabello, las pisadas de la loba sacudían el suelo y me hacían temblar. Antes de llegar al auto le saqué el seguro con el mando a distancia, me subí y aceleré.

Manejé a toda velocidad sin mirar atrás. Larouve no, digo, ese animal no puede ser Larouve, ¿verdad? Quizá toqué de ese musgo naranja que te hace alucinar. Porque, Jesús, eso no era normal. 

Quizás me besó con una droga en su boca y no me di cuenta. Sí, debe ser eso, recuerdo que me habló de que un compañero estaba vendiendo drogas y le daba curiosidad.

Manteniendo ese pensamiento en mente, y resistiendo las ganas de llorar, me enfoqué en la carretera para no chocar.

Al llegar a casa me encerré en mi dormitorio y me senté en la cama mirando a la nada, tratando de analizar todo. Terminé recostado sin lograr entender ni mis mismos pensamientos. Masajeé mi frente por el dolor de cabeza que comenzó a atormentarme, encontré que estaba sudando como cerdo. Tomé una toalla y me metí al baño, prendí el parlante para agua y abrí la llave, quizá así me despejaría un poco.

Pero no fue así. A pesar de que mis canciones favoritas, las pegadizas y las que me sabía por estar en la radio pasaban, no lograba sacarme de la cabeza lo sucedido, y lo peor es que comprenderlo me era imposible. Recordaba los gritos, su piel, el pelo, las orejas, las garras, parecía tan ficticio, pero se sentía muy real. Sólo me venían a la mente todas esas películas y series que he visto. El reproductor se descargó con un sonido estrepitoso y volví al presente, estaba con la cabeza contra la pared y el agua caliente caía furiosamente dejando mi piel roja.

Al salir de la ducha, revisé la hora para ver cuánto tiempo pasé en el baño, vi que tenía muchas llamadas perdidas, algunas de Lala, otras de Lyka, cosa que hizo que el temor de que lo que vi fuera real aumentó, y una de un número desconocido, siendo más fácil para mi afrontar que alguien se había conseguido mi número o que se habían equivocado al el hecho de que mi novia sea una bestia, decidí marcar al número desconocido.

-Disculpa, tengo una llamada perdida de este número.

-Sí, quería preguntarte algo.

Seres [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora