Lan

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Escuché el coche de Laukaro arrancar. Hace unas horas había logrado librarme de Kyle e Irïah se hartó de mí demasiado rápido y se fue a cazar.

Escuché los tacones de Circe por el pasillo e inmediatamente después, sus llaves tintinearon y luego la cerradura de la puerta cedió. Durante horas había esperado que regresara, y aún así aquellos pequeños segundos se me hacían incontables.

Su melena roja apreció por la puerta como un pequeño huracán, llevaba su casco y una cazadora de cuero en el brazo, ni siquiera me miró, pero ella sabía que yo estaba sentado ahí, esperándola. Caminó apresuradamente a la cocina y tomó una soda del refrigerador.

La ira creció poco a poco en mi interior mientras la vi tragar a la carrera, sin duda quería salir de ahí lo antes posible, librarse de mí.

-Esto es estúpido, Cir.

Me miró de reojo y un momento después volvió a tragar, su cabello se movió a un lado dejando su cuello al descubierto, pasé saliva con dificultad. Luego recordé donde había estado hace unas horas, que tal vez alguien más había deseado ese cuello mientras yo esperaba, cerré mis manos en puños.

Se dirigió a su habitación y sin soportarlo más, la seguí. Cuando llegamos ahí la vi sacar una maleta de su armario y después pararse ante su ropa, pensando en que llevar. Mañana irían a Greenland, ella, Selah, Irïah y... Laukaro.

-Circe.

La escuché suspirar cansadamente y cuando me miró, no encontré emoción alguna en sus ojos.

-¿Qué diablos quieres, Landrew?

Inflé mi pecho con aire y me acerqué más a ella sintiendo mi sangre correr más rápidamente por mis venas que nunca.

-¿Por qué estamos haciendo esto? -intenté tomar su mano pero ella dio un paso atrás.

-¿Qué cosa, bombón? ¿Qué creíste que pasaría? -se rió cínicamente- ¿Que abandonaría quien soy por alguien como tú? Tú sabías quien era yo cuando nos conocimos, no hagas como que te sorprendiste.

Cada palabra acuchilló mi corazón, pero no pude evitar pensar que yo había causado todo esto, a mi mente se coló el rostro de Kyle, su cabello negro y su manera de ser, tan distinta a todo lo que era Circe.

Ésta vez fui yo quien rió. Aunque sin ganas.

-¿De que hablas? -vi como su sonrisa flanqueó, pero no desapareció- Oh, ya entiendo, tú crees que estoy enojado por tu pequeña aventura con el inadaptado de Rollins... -esta vez mi risa salió en carcajada- por todos los infiernos, sigues siendo una pequeña inmadura.

Me acerqué aprovechando que se había quedado quieta y le acaricié un mechón de cabello.

-La pequeña de los Bàs cree que estoy celoso.

Ella reaccionó y atravesó mi cara con una cachetada.

-No te olvides Akeldama, quien está a cargo de todo en este lugar. Los vampiros podrán seguirte pero no será así por mucho tiempo si me dedico a acabar contigo.

La aprisioné contra la pared y pegué mi nariz a la suya antes de que parpadeara.

-No tienes las agallas.

Sus alas salieron de su espalda empujándome hacia atrás.

-Te quiero. Fuera. De. Mi. Vista.

Sus ojos se tornaron rojos y sus dientes crecieron.

Me levanté de mi lugar y le hice un saludo militar.

-Suerte en tu viaje, trataré de hacer algo realmente útil mientras tú vas de excursión.

Seres [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora