Seres [EDITANDO]

Lykaios

Esto es realmente terrible. Me duele. Mi cuerpo ya sanó, puedo transformarme, pero tengo un gran malestar por dentro.

Aeryn me odia. Mi manada me odia. La madre de Eloy no me quiere ver. Laukaro está en casa, haciendo todo momento tenso. Lo peor fue cuando Natial se quedó en casa unos días con su primo. Mamá los adora, pero Laukaro, las pocas veces que se topaba con ellos, hacía gestos poco amables.

Eloy lleva perdido una semana.

Le pedí a las ninfas que me ayudaran, pero no han encontrado ni una pista. Me estoy preocupando. Tampoco hay señal de Cooper, pero sus hermanos aseguran haber sentido una cuchillada en el estómago al mismo tiempo, lo que relacionan a la muerte de su hermano.

En estos momentos estoy corriendo a la manada, para relajarme en mi cuerpo de lobo y aprovechar de pensar una excusa creíble para el abuelo.

Apenas me acerco al chamuscado puente se me acerca una sirena. Solía jugar con ella los veranos que venía. Nérida. Su cabello rosa chillón a la par de sus ojos se veían a metros en la superficie, pero en el agua, pasaba como una hermosa alga. Su piel azulada cambió a un tono más oscuro, pero aún con su brillo verdoso, al salir del río.

-Lykaios-acarició mi pelaje-, que bueno que estés bien. Tu abuelo está furioso. No sabe qué ha sucedido contigo, cree que te han capturado y obligado a decir cosas. Ha venido alguien a verlo, no creo que sea bueno para ti. Escapa mientras puedas.

Intenté usar la tablis en ella.

-No puedo, debo afrontar las consecuencias de lo que he hecho-abrió los ojos inmensamente y miró a los lados-. Soy yo Nérida. Si ellos quieren terminar con mi vida, lucharé contra ello, mi familia depende de mí.

-Siempre tan terco, Patitas-sonrió al decir el apodo que me puso hace años-. Suerte.

Se volvió a hundir en el agua y yo seguí mi camino hasta la manada. En la puerta estaban vigilando el doble de weres, en verdad temían un nuevo ataque. A penas me vieron me reconocieron y dejaron pasar. Antes de enfrentar a mi temible abuelo corrí hasta la cabaña de Larouve por la parte trasera del lugar, escondido en las sombras. Cuando llegué rasqué la puerta. Me abrió un chico. Le gruñí. Espero que no tenga algo que ver con mi hermana.

-Larou-le llamó-, no sé quién sea, pero no me quiere ver.

Escuché sus pasos.

-Jake, no puedes...-me miró y abrió más la puerta- ¡Pasa!

En cuanto estuve dentro se lanzó al suelo y me abrazó. Posé mi hocico en su hombro. Cuanto extrañaba a esta chica.

-¿Quién es?-preguntaron el chico y una chica que estaba en el sofá.

-¿Por qué no te transformas?-preguntó curiosa, como siempre- Aquí estás a salvo. Sólo está Jake y Aline.

-Hermana, no pienso estar desnudo frente a ti-Larouve tuvo la misma reacción de todos. Ojos y boca bien abiertos-. Y menos frente a dos niñatos que no conozco.

-Wow, wow, wow, wow-sonrió- ¿Cómo haces eso? ¡Debes enseñarme!

-Larou, concéntrate. Necesito ropa.

-Sí, sí-se volteó hacia el chico-. Jake, trae la ropa que dejaste el otro día. Está sobre mi cama.

¿¡Qué!? Ay, no Larouve. Siempre que te veo me quieres matar de un infarto. Le gruñí en espera de una respuesta.

-Tranquilo, viejo-dijo Jake-. Tu hermana es buena modista, sólo me arregló un par de prendas.

-Deberías ver los vestidos que hace-dijo la chica-. ¡Hola, soy Aline!