Dara ✓

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Eloy estaba frente a mí, escuchando atentamente cada palabra que salía de mi boca. Su tierna mirada enfocada en mí, sólo en mí. Sonreía, su mano estaba en mi mejilla, sosteniéndome como si fuera su mundo. Al fin se cumpliría, desde que lo conocí esto era lo que más quería. 

— Dara, ya levántate que tienes escuela. — escuché que gritaban desde el piso de abajo.

Me senté desilusionada de que fuera sólo un sueño, pero encantada de haber tenido una probada de lo que pudo ser mi sueño hecho realidad.

Debido al accidente de ayer, el incendio que según mi abuela era causado por fuego de dragón, ella quería que llevara pociones y pergaminos de protección, pero a mi parecer no sería necesario porque, si yo hubiese causado el incendio, no volvería al lugar de los hechos. Al menos si el dragón fuera sensato, evitaría que se le pudiera incriminar.

— Voy— grité de vuelta al escuchar un segundo llamado. 

Me levanté de mi colchón desgastado, logrando un crujido desagradable, a veces deseaba dormir en una cama que no rechinara cuando me movía. Fui al baño y tomé una ducha a toda velocidad,  para seguir rápidamente con la rutina matutina y vestir el uniforme del instituto. Peiné mi cabello, dentro de lo que pude, y apliqué un poco de brillo labial de frutilla, puesto que descubrí que Eloy y yo compartimos esa fruta favorita. Corrí por las escaleras hasta la cocina.

— Ya estoy aquí.  — dije agitada sentándome a desayunar lo que sea que mi abue me haya preparado.

— Ten— me entregó un par de pergaminos y papeles rúnicos  —, son algunos hechizos de protección para emergencias, por favor, utiliza sólo encantos verbales a menos que realmente los necesites  —asentí—, no queremos que descubran tus poderes.

— Ya lo sé abuela, prometo no dejarnos al descubierto.

Mi abue sabe que para mí es difícil utilizar los complementos mágicos, me es más sencillo ocupar telequinesis, que es mi poder natural. Aunque hay veces que tengo premoniciones, herencia suya, puesto que es bruja temporaria, puede ver el presente, pasado o futuro dándose las condiciones necesarias. 

— Bien, ya vete antes de que sea tarde y no alcances a llegar—me entregó una bolsa de papel, que seguramente contenía comida—. Ten cuidado, se precavida y no te acerques al peligro.

Asentí, se refería a los seres nuevos que habían llegado. Salí corriendo, con mi mochila en la mano junto con mi suéter, casi me resbalo en la entrada de mi casa, pero por suerte me sostuve de la barandilla.

— Adiós, te quiero abuela. — expresé desde la puerta.

Me dirigí a la parada del bus, pues no tengo carro, y aunque lo tuviera mi abuela no me dejaría usarlo. Esperé el transporte, esperando que nadie más llegara para no estar en silencio incómodo. A cada dedo de la mano izquierda le designé un hechizo verbal básico, para recordarlos, aunque no siempre me salieran bien. El bus paró enfrente de mí y subí y caminé hasta sentarme en uno de los asientos de en medio, a pesar de que podía elegir casi cualquier lugar puesto que este autobús es exclusivo para alumnos del instituto, y casi todos los de esta ruta poseen auto.

Ya cómoda revisé lo que me había entregado la abuela, todo era básicamente contra incendios, desde barreras hasta hechizos ofensivos simples efectivos contra fuego.

Seres [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora