Lan

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-¡Aeryn! Basta ya.

Ambos forcejeábamos dentro de la casa mientras Ash y el lobo peleaban fuera, por mucho que quería ir y ayudar mi hermano, no podía dejar que Aeryn se metiera en medio y saliera lastimada, no la perdería de nuevo.

En ese momento, vi como los ojos de mi hermana se abrieron como plantos y el miedo se instaló en ellos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo cuando el silencio se hizo afuera. Aeryn logró escabullirse de mi agarre y salió corriendo. El terror me impidió moverme unos segundos, pero después la escuché llorar, así que me armé de valor y salí, pensando que tal vez Ash había terminado con el perro y mi hermana estaría furiosa, se iría, nunca nos perdonaría y no podía luchar con eso. Y no creía que Ash lo fuera a manejar muy bien.

Pero lo que vi al cruzar la puerta puso mi mundo de cabeza. Aeryn estaba abrazando al cuerpo inerte de Ash, la sangre negra estaba por todos lados y de mi hermano... apenas quedaba algo a lo cual aferrarse. Se me había secado la garganta y mis pies se movían por inercia más que por voluntad.

-Aeryn quítate -le dije.

Ella se hizo a un lado y me incliné con las lágrimas en los ojos y la visión borrosa, pero me puse a revisar los restos de mi amigo para cerciorarme de que no había nada más que hacer, pero la mordida del perro estaba por doquier y el veneno estaba visible en las venas. La sonrisa confiada que lo caracterizaba se había ido.

A mi mente llegaron todos aquellos momentos que habíamos pasado juntos, desde el momento en el que lo conocí y como habíamos estado cuidándonos las espaldas cuando su familia murió, cuando lo hicieron mis padres. Las guerras que habíamos peleado juntos. El llanto cayó sobre mi camisa.

-Dime que está bien -escuché a Aeryn detrás de mí, pero el habla me había abandonado. Me sentía perdido.

Me giré para verla y vi que ella también lloraba, pero eso sólo hizo que la ira me invadiera de una manera en la que jamás la había sentido. Me sequé las lágrimas y mi silencio hizo que ella comprendiera.

-No... no por favor.

Me levanté y le hice frente.

-Vete de aquí.

Sus ojos dejaron el cadáver de Ash para mirarme a mí.

-¿Qué?

-No quiero verte Aeryn, tú hiciste esto, tú lo mataste.

Ella negaba con la cabeza, abrió la boca para contestar, pero no se lo permití.

-¡Él te amaba! Él... sólo quería mantenerte a salvo, verte feliz -mi voz se quebró poco a poco-. Ya me cansé Aeryn, me cansé de estar cuidando de ti de amarte como a una hermana. No quiero saber nada de ti. Nunca más. Ahora vete, tengo que honrar la muerte de mi hermano... él, que si lo fue.

-Yo también lo amaba... -me dijo con la cabeza agachada.

-Ambos sabemos que no fue así, nunca supiste valorar lo que él veía en ti. Vete con tu perro -sorbí por la nariz tratando de aclarar mi vista obstruida por las lágrimas.

La vi irse a toda velocidad y entonces lloré, me arrodillé de nuevo junto a Ash y lo abracé con todas mis fuerzas, al poco tiempo sentí a varios vampiros más llegar, su clan, que había sentido la muerte de su líder. Pero yo no me moví, no podía, la sangre ya bañaba toda mi ropa y se confundía con mis lágrimas. Una mano cálida se posó sobre mi hombro. Circe.

Mi miraba con el rostro inescrutable y se inclinó a mi lado jalando mi cabeza a su pecho, así que solté a Ash y la abracé. Vi como una lágrima solitaria caía por su mejilla mientras les daba órdenes a los demás de enterrar a Ash. Cuando estuvimos solos levantó mi rostro con sus manos para que la mirara a los ojos, esos ojos que me envolvían.

Seres [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora