Eloy

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Sentí cada rama golpear mi espalda, luego el frío y duro suelo. Apreté los ojos. Sin mirar sé que mi camiseta está rota, mi rostro rasguñado y mi nuca sangra. Realmente no sé cuánto tiempo pasó, pero luego de bastante abrí mis ojos sin dolor ni cansancio. Me levanté y toqué mi cabeza, había sangre pero no tenía herida alguna. Mi rostro también parecía intacto. Caminé, todo parecía ir viento en popa. Pero algo me faltaba.

Miré a mi alrededor. Habían bastantes árboles, verde por todos lados. El sol estaba en lo alto haciendo que todo tuviera un hermoso brillo. Caminé un poco, tratando de orientarme. Sé que usé el poder del anillo, pero, ¿dónde caí? Me parece que puede ser algún lugar de centroamérica, o tal vez mi noción del mundo me falla y estoy en el Central Park.

-Espérame-escuché una voz femenina-, hijo de Artemisa.

Síp, eso era lo que olvidaba.

-¿Rackithe?

-Aquí estoy-le vi posarse en mi hombro-, ahora si puedes seguir andando.

-Primero que nada, dime Eloy, segundo, ¿dónde andabas?

-Cuando saltaste nos separamos tú viajaste con la gema, yo tuve que viajar por mi cuenta.

-Genial, entonces sabes donde estamos-sonreí tranquilo, así sería fácil caminar hasta el pueblo más cercano y mandar un mensaje para que me vinieran a buscar-. ¿Puedes guiarme al pueblo más cercano?

-Claro, sólo debes caminar derecho, bajar aquel cerro y verás el pueblito que buscas.

Obedecí sus órdenes, mientras le preguntaba cosas simples. Aprendí bastante de ella, y otros seres. Las alas de las hadas demostraban su rango en la jerarquía de su especie. Sus alas azules y negras pertenecen a lo más alto de la pirámide, líder y supervisora, las cercanas a los dioses relacionados con la naturaleza, a ella se le asignó Natura, quien le derivó conmigo. También le pregunté por Artemisa, mi segunda madre. La describió como una mujer hermosa, de cabello negro con tonos azulados, ojos azules oscuros y piel bastante clara. Al parecer es la diosa de la luna, la caza y la castidad. Pero no me pudo hablar de cómo es, en cuanto a persona, ya que nunca ha estado lo suficiente con ella.

Mi estómago gruñó bastante fuerte, haciendo que me detuviera un momento, casi imperceptible, excepto para un hada.

-¿Qué fue eso? ¿Estás herido?

-No, no-sentí la sangre acumularse en mi rostro-. Sólo tengo hambre.

-Oh-dijo impresionada-, eso es hambre. Nunca había conocido eso, allá arriba no existe.

-Me lo imagino.

Seguí caminando, cada vez faltaba menos. Pero cuando estuve a punto de llegar a la cima de la colina, un chico vestido de manera rara baja corriendo y se detiene frente a mi. Dijo algo que en un principio no entendí, pero cuando lo repitió, aunque fuera en otro idioma, estuvo más claro que el agua.

-Mi señor os manda esto-levantó un bolso de cuero-, sir Chander.

-Acéptalo-dijo Rack-. Chander significa luna, y tu madre es la diosa de la luna.

-Gracias.

El chico hizo una pequeña reverencia y se devolvió por donde apareció. La curiosidad me comió los sesos, así que antes de seguir me senté bajo un árbol y saqué la cosas que me enviaron. Era ropa, como la que utilizan en Juego de Tronos.

-¿Para qué me habrán mandado esto?

-¿Aún no te das cuenta, Eloy?-preguntó la hada- Viajaste en el tiempo, estás, exactamente, en 1073. Ahora estamos camino a Périgeaux.

Seres [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora