En casa, nada de besos

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PDV Pamela

- Julián, recoge tus zapatos. ¿Tan difícil es ponerlos donde estaban?- digo señalándole sus zapatos que están tirados al lado de la puerta.

- Ya voy, es que también me mandaste a organizar el cuarto de huéspedes.- dice él en tono irónico.

- Si no dejarás tus zapatos tirados....-

- ...no tendrías que pasar doble trabajo.- dice Julián terminando mi oración. Se escuchaba tan gracioso.

Ya estábamos en la nueva casa, aún Helena estaba en el hospital, pero como Edward vendría, decidimos mudarnos antes. Jamás creí que Julián fuera tan desorganizado.

- Ya amor, termine.- dice llegando hasta la cocina en donde estoy yo terminando de guardar algunos platos.- ¿Me das un besito?-

- Ahora no. Estoy guardando...-

- No me hagas sufrir. Porfis....- dice él tomándome de la cintura, acercándome a su pecho.

- Ay ya, sólo uno. Ven...- digo acercando mis labios a los suyos. Entonces en la mejor parte del besuqueo, tocan la puerta.

- Deben ser ellos...-Digo mirando la puerta.- ve y abre la puerta.

- No, que esperen. Yo quiero otro...- dice Julián tratando de besarme otra vez.

- Julián ya. Vamos, no los hagas esperar.- digo soltándome de sus brazos. Él hace un gesto de quejido y se dirige a la puerta.

Se supone que vendría el hermano menor de Julián, Bruce. También sus papás, Raymond e Isabelle Morrelli. Ellos no vivían en Tailandia, pero casi nunca compartían con Julián.  Él fue el más rebelde de los 3. Se fue de casa tan pronto pudo. Desde entonces, era muy raro que Julián y sus padres hablarán en persona. Casi siempre era por teléfono. Pero, aún así, para sus padres, Julián era muy importante.

Estaba algo nerviosa. Nunca, en los casi cuatro años que llevó con Julián, había visto en persona a los papás de él. Se qué es raro, pero nunca me tome la molestia de querer conocerlos. Si de algo estoy segura, es de que no están de acuerdo con que yo este con su hijo.

- ¡Hola! ¿Cómo esta mi hermano?- dice Edward con voz profunda.

- Edward, nunca he estado mejor. Pasen.- Dice Julián dejando la puerta abierta para que ellos pasen. Está Edward, con una hermosa niña rubia de ojos azules claros, tenía como 6 años. Después estaba el papá de Julián y su mamá, saludaron y entraron. Luego entró Bruce, con una tierna sonrisa, saludó a Julián y se sentaron todos en la sala. - ¿Adalia?¡ Ven y dame un beso pequeña!- añade Julián. La niña corre a sus brazos y lo abraza.

- Ella es Pamela, mi esposa. - dice Julián presentándome a su familia, ya no sentía mi corazón. Isabelle  me miro raro al principio. Raymond sonrió confundido. Edward y Bruce me miraron y sonrieron.

- ¿Enserio te gusta este tipo?- me pregunta Bruce.

- Si, mucho.- digo mirando a Julián a los ojos.

- Nah, no te creo.- dice Edward riendo.
Lo más curioso es que la niña no me ha quitado la mirada de encima. Julián la carga.

- Ya no la molesten.- dice Julián.

- Mucho gusto, Pamela.- dice Raymond.- Hijo, ¿me das un segundo?- añade.

- Puedes decirlo aquí, no hay secretos entre nosotros.- dice Julián.

- Enserio debo decirte algo. - dice algo serio Raymond.

- Puedes decirlo.- insiste Julián. El ambiente de volvió algo tenso. Ya no me sentía cómoda. Los rostros de todos cambiaron.

Helena: Pequeña PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora