Mi padre, su asesino.

Prólogo

—No diré nada... Lo juro —dijo la temblorosa voz de aquel tan asustado chico...

—No tendrías que haber visto eso —continuó el hombre, quien apuntaba con el arma directamente a la cabeza del joven muchacho cuyo nombre, era Thomas.

—Por favor, se lo ruego. No me mate.

Con lágrimas recorriendo sus suaves y pálidas mejillas, imploraba.

—Eres sólo un niño, hablarás muy fácilmente y yo tengo una familia a quien mantener.

El hombre armado, parecía muy adinerado, aunque ni la plata del mundo lo salvaría si ese joven de tan solo 19 años abriera su boca.

—Sería muy estúpido en sólo pensar dejarte con vida.

Aquel adulto sonrió, lo que causó que el pánico en Thomas se expandiera y aumentara segundo a segundo. Justo en el preciso momento en que el "señor" apretó el gatillo y la bala salió disparada en dirección a la cabeza del chico, éste se avivo y salió corriendo, chocándose con unas cuantas cajas de aquel sótano, tras unos cuantos metros divisó unas escaleras a la que él conocía de memoria. Los disparos seguían escuchándose a centímetros del alto y delgado chico...

Thomas se quedaba sin aire, pero no iba a detenerse, sabiendo que podía morir si lo hacía y él era muy joven, le quedaba mucho por disfrutar. Recién ahora había conocido el amor, tenía un montón de amigos con quien salir y también lo habían ascendido en el puesto de lacrosse a capitán; algo que él espero por muchos años. En pocas palabras, le quedaba toda una vida adelante... No podía perdérsela.

—¡No corras! ¡Sólo estas volviendo las cosas más dramáticas! —gritó su jefe.

Sin embargo, Thom no lo escuchó y siguió corriendo por el segundo piso, intento salir por todas las puertas que él conocía, pero todas estaban cerradas... Cuando se estaba por dar por vencido escuchó con más intensidad la lluvia caer y observó que una de las ventanas se había abierto debido al fuerte viento que había durante esa noche tormentosa. Él era muy atlético así que no le costó salir rápidamente por la ventana. Sus piernas eran largas y ágiles, por lo que podía correr una rápida velocidad. Los pinos de Forks, su localidad, le sirvieron de mucho. El bosque era grande, y él lo conocía de memoria... Tras el sonido de un trueno él se cayó del miedo y del cansancio, perdiendo el rosario que su madre le había regalado, pero no se detuvo y siguió hasta esconderse entre una roca...

Había logrado escapar.

Nadie lo seguía. O eso es lo que él creía.

—Créeme, me agradabas Thom.

Esas fueron las últimas palabras que oyó, pero no el último sonido; la bala que le quitó la vida había sido disparada del arma de su asesino.

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Hola! Nueva nove... ¡Muy diferentes a las anteriores!

Espero que les guste mucho...

Cuando termine con mi otra nove, seguiré con esta :D

Ya falta poco...

¿Les gusto? ¿Quieren que siga?

Loooooooooooooooooooooooos amoooooooo, nos leemos pronto, besitos :*

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