Capítulo 1 - Los fantasmas no existen...

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—No saben cuanto voy a extrañar a este muchacho, lo vi nacer... No sé quien pudo hacerle tanto daño y mucho menos entender por qué nos lo arrebataron... No puede existir tanta maldad en las personas, él era alguien que se merecía nada más que amor, no puedo decir ninguna otra palabra. Pero como intendente, prometo que su o sus asesinos lo pagarán —terminó de decir mi padre y todos estallaron en aplausos.

—Guarda esa cámara, estamos en un funeral —me susurró mi madre.

—Tal vez pueda fotografiar a su espíritu... —bromeé.

—Los fantasmas no existen.

—Lo sé, sólo bromeo —Ya comenzaba a aburrirme—. Ni siquiera lo conocí, no sé porque debería demostrar respeto —continué—. Ni siquiera sé por qué estoy aquí.

—Porque tu padre no los pidió.

—Deja de hablar, por favor —rogué.

—Más respeto. 

La fotografía del chico me llamó la atención, y no pude evitar tomarle una foto... Debió tener mi edad, es cierto lo que decía mi padre, nadie podría hacerle daño. Tenía unos ojos grisáceos y una mirada muy inocente, que demostraba alegría y entusiasmo por vivir... No pude evitar entristecerme.

Pero eso no es parte de mi, soy una chica bastante "ruda", nadie se mete conmigo y no sale herido, lo opuesto a mi físico; soy una chica de 1, 63 metros de 40 kilos, con un pelo fino de color cobrizo, y delicada facciones (según mi mamá). Vivo aquí, en Forks, desde que nací. Mi padre tiene mucho dinero y es el dueño de casi todo Forks. Aunque este pueblo no es muy grande, consta de lugares sorprendentes, como lo son sus bosques... Es por eso que amo tanto vivir aquí, cada día hay un nuevo paisaje para fotografiar, una nueva hoja o una nueva flor; jamás me aburro.

Tengo una vida perfecta, mi mamá y mi papá, mi novio y mi mejor amiga.

Soy muy feliz.

Aquí no están los pupulares, los nerds, nada de eso; sólo chicos con diferentes gustos. Eso sí, nunca faltan los falsos y mentirosos, y tampoco las perras y los gatos. Eso esta presente en todos lados, cómo lo dice aquella frase "No hay perro sin pulgas ni pueblo sin putas".

Amo meterme en problemas, pero sola. No me gusta involucrar a nadie completamente en mi vida ya que nada ni nadie es para siempre.

—Crystal, ahora levántate, saluda a sus familiares y ve hacia el auto —me ordenó mi madre.

Hice lo que me dijo y fui uno por uno... Pude sentir una mirada intensa que parecía querer clavarme una daga en la espalda, me di la vuelta pero no había nadie, es como si ese alguien se hubiera "esfumado", ya que en ese momento deje de sentir esa mirada penetrante. Luego de que terminé de saludar fui hacia mi auto.

—Arranca —le ordené al chofer.

—¿Y sus padres?

—Irán a pie —mentí.

—¿A su casa la llevo? 

—No, a la fábrica de mi padre.

—Pero se encuentra cerrada, luego del... —no pudo terminar de hablar, creo que él conocía a aquel chico.

—Lo sé —le afirmé—. Lléveme.

(...)

—Gracias —le dije y descendí del auto.

Mi papá es un nombre bastante guapo para su edad, su pelo es corto de un rubio ceniza, mide 1.80 y es una hermosa persona. Es mi ídolo, y yo su niñita consentida... Tengo una hermana, la quiero pero a veces es insoportable. Yo terminé sexto año, ahora sólo disfruto de mis vacaciones junto con un curso de fotografía y mi hermana paso de tercero a cuarto año, sí, soy la mayor. Mi padre es dueño de una fábrica, la cual ocupa varias hectáreas, y yo disfruto estar aquí. Trabajan diferentes tipos de personas y lamentablemente, hace unas dos noches, asesinaron a un chico, de él era el funeral en que me encontraba anteriormente. Nadie sabe la razón, alguno dicen que por drogas pero ni siquiera me importa sinceramente.

Mi padre, su asesino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora