Capítulo 21 - "Pequeño arroyo"

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Aunque no dormí lo suficiente en el avión, era más cómodo que este maldito asiento de autobús barato, donde una gallina era lo que mejor olía, no exagero, LO MEJOR QUE OLÍA.

Desperté por el golpe de mi cabeza contra el asiento de lata, debido a las irregularidades del suelo. Y cuando creí que nada podía ir peor, me pegue el susto de mi vida, cayendo sobre la gallina enjaulada, y mi hermana riéndose con su compañero/cerdo.

- ¡¿ME ESTAS JODIENDO?!- le grité a mi acompañante fantasma.

- ¡Tu te has tirado sobre Susan!- me reprochó el hombre.

- ¿Susan?- me miró como si le hubiera preguntado la peor de las barbaries, aunque ni siquiera le hablaba a él. Y luego entendí que se trataba de la gallina.

- Lo siento, Susan- me disculpé y volví a sentarme. - Y yo soy la loca aquí- le susurré a Ghost, quien ya había parado de reír luego de que me caí sobre Susan.

- Admitamoslo, lo estas- me sonrió.

Sólo le devolví mi típica sonrisa sarcástica y busqué mis auriculares para simular que estaba hablando con alguien, por lo menos no quedaría TAN desquiciada.

- ¿No te quedarías en Nueva York?- le pregunté.

- No hay nada ahí, sólo fue una falsa alarma- me respondió.

- ¿Falsa alarma?- le pregunté.

- Connor no estaba allí, sólo fue una pérdida de tiempo- me informó.

- ¿Me espera algo productivo en Forks?- continué.

- Necesitaría un favor- bajó la mirada.

- Vives de favores- le sonreí.

- No vivo- levantó una ceja.

- Touche- continué.

- Se viene el cumpleaños de mi hermana- me miró. – La he notado muy triste- comentó.

- Ghost...- continué.

- Lo único que necesito es que escribas una carta, la imprimas y se las de. Si quieres dile que te la di yo porque éramos amantes, amigos, novios o lo que quieras. Sólo dásela- me pidió.

- Claro- le sonreí. – Hablando de otra cosa... ¿Crees que tu hermano me asesinará por haber faltado sin avisarle?- le pregunté.

- Ya sera demasiado tarde, tu madre lo habrá hecho por él- me recordó.

- Estoy frita- pase mis manos por mi rostro.

- ¿Me salvaras?- bromeé.

- Crystal, yo soy el que te hundirá- siguió.

Pero su mirada no era la que yo conocía, era una eternidad oscura, sin un destello de esperanza.

- ¡CRYSTAL, EL CHANCHO SE TIRÓ UN PEDO!- escuché a mi hermana quejarse desde el fondo.

- ¡NO CULPES AL CHANCHO!- continué.

- ¡CRYSTAL!- se quejó.

- ¡TU ELEJISTE ESE LUGAR!- le grité.

- ¡ME RECORDABA A PEPPA PIG!- siguió.

- ¡¿Y A MI QUÉ?! ¡TU NO TE CAÍSTE SOBRE UNA GALLINA!- contesté.

- ¡SUSAN!- me gritó el granjero.

- Lo siento- volví a disculparme.

- ¡NO TE PERDONO!- volvió a hablar a mi hermana.

Mi padre, su asesino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora