Capítulo 6 - ¿Alucinación? ¿Realidad?

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Como en toda típica Navidad, la nieve hace presencia, cubriendo absolutamente toda parte verde del pueblo. Sin embargo, en esta oportunidad, no estaba todo blanco, sólo caían copos que teñían de blanco los pastos y pinos en poca cantidad.

Hacía tres días que no hablaba con Ghost como usualmente lo hago, él me dice que esta ocupado tratando de conseguir algunas pistas, sinceramente, no quiero sabe nada de chicos por ahora. Ahora se cumple 4 días de que me enteré lo de mi exnovio que aún no sabe que es mi exnovio porque no hemos hablado, porque no aguantaría verle la cara y no rompérsela a cachetadas. Y por lo que queda de mi entrenamiento, no ha habido ni rastros de él.

Me encuentro en la cama sin poder dormir. Aunque el sol ya salió son apenas las 08:00 am. y estoy casada ya que anoche fuimos a comer con amigos de la familia para recibir la Navidad, y llegamos a casa como a las 05:00 am. Sin embargo, no voy a intentar volver a dormir, porque no lo consigo. Así, que con mucho frío me levanto y me meto directamente al baño para prepararme, por lo que, luego de darme una ducha, me coloqué una remera manga largas bordo, una campera brillosa por delante con algunos adornos navideños de color natural, un jean negro y unas converse del mismo color.

Luego de subir el cierre de la campera, baje para dirigirme directamente hacia la cocina.

—Hola Nataly —saludé a unas de las empleadas—. Feliz Navidad —continué mientras habría la heladera.

—Igualmente, señorita. Dentro de media hora salen los waffles que estamos haciendo.

—Esta bien. Esperaré.

Iba a ir al patio pero antes subí a buscar una de mis cámaras. Me la colgué del cuello y baje corriendo por las escaleras hasta llegar a la puerta principal y, cuando la abrí, salí. 

No esta helado, sí frío, pero no helado. Eso sí, había hermosos paisajes para fotografiar, por lo que llenaría mi cámara de imágenes de este hermoso día navideño.

Habré caminado unos veinte minutos hacia el oeste, pero decidí regresar.

Para Navidad mis padres me regalaron un nuevo cuaderno, un vestido, unos tacones y una memoria para la cámara. Tengo cajas llenas de memorias de cámaras sin más capacidad y también de álbumes, porque cuento con mi propia máquina para hacerlas imprimir.

Oh, no.

¡Mi curso de fotografía! Ha éste lo tenía los martes y jueves a las 08:00 am. No pude evitar no darme un golpe en la frente con la palma de mi mano. Y lo peor de todo, es el reto que me ligaré de mi madre por hacerle pagar clases a las cuales no he asistido.

—Crystal —me llamó mi madre cuando entré.

—¿Qué? —le pregunté, cuando depositaba la cámara sobre una de las mesitas de adorno que había en mi casa.

—Mira ha quién tenemos en la cocina.

Curiosa fui a ver la "sorpresa" que había en la cocina.

—Franklin —pronuncié con odio. No era sólo él sino que también estaba toda su familia.

— Sorpresa —me sonrió y yo también se la devolví. No fue sólo la sonrisa, estuvo acompañada por un waffle que acabo de lanzar sobre su cabeza.

—¿Sorpresa? ¡Sorpresa es la que me lleve yo cuando te vi cojiendo con la pelirroja! —le grité, al frente de todos.

—¿Qué?

—¡Gato de mierda! —Si no hubiera sido porque mi madre me alejó el plato que tenía los waffles, le hubiera tirado otro.

—Debe ser un mal entendido —comentó su madre.

Mi padre, su asesino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora