Capítulo 18- Metáfora.

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Entré por la computadora de la oficina de mi padre y reservé un pasaje para el vuelo a Nueva York de las 11:00 pm.

No le diría nada a mi madre, ya que no me dejaría.

Y sobre el tema de Ghost, había dicho en serio lo de dejar de ayudarlo. Ya tenía muchos problemas en mi vida como para meterme en los suyos, claro está.

Y sobre el otro tema de Ghost, BESA JODIDAMENTE BIEN. Pero eso es algo que no va a volver a pasar, no quiero que mi corazón quede destrozadito y estropeado cuando él se vaya.

Salí de bañarme y comencé a cambiarme, por suerte, cuando ya tenía toda mi ropa, Ghost apareció. Ya no estaba enojada con él, pero tampoco quería que lo notara.

- ¿Necesitas algo?- le pregunté, mientas tomaba el peine para desenredarme el cabello.

- Tu sangre- respondió. El peine se cayó de mis manos. ¡¿QUÉ?!
- ¡¿QUÉ?!- repetí.

Como si yo no hubiera dicho nada, se tiró sobre mi cama.

- Eh encontrado una forma de erradicar al demonio que vive dentro de tu casa- me comentó. – Y necesito tu sangre- añadió.

- ¡¿QUÉ?!- respondí.

- ¿Te trabaste? ¿Quieres un golpe para renaudarte? ¿O un beso?- bromeó. SÍ, BROMEO. Y nada más. NADA MÁS.

- ¡NO TE ME ACERQUES O TE SACARE LOS RIÑONES Y TE LOS HARE TRAGAR! ¡¿CÓMO QUE NECESITAS DE MI SANGRE?! ¡¿POR QUÉ LA MÍA?! ¡MI SANGRE NO ES MÁS LINDA QUE LA DE UNA...- me detuve a pensar. - ¡QUÉ LA DE UNA GALLINA!- agregué.

- ¿Puedes dejar de gritar? Quiero aprovechar de mis oídos los últimos días en la tierra- respondió. – Necesito de tu sangre porque es como si tuvieras un imán con el demonio. No sé por qué, tu sangre le atrae- me informó.

CASI ME CAIGO DE CULO, lo juro.

- ¡¿ESTAMOS HABLANDO DE UN DEMONIO O DE UN VAMPIRO?!- pregunté.

Creo que mi buen amigo se olvidó que soy una humana que conoce un solo 15% de la maldita realidad de este mundo. Porque eso es cierto; los humanos creemos que nos sabemos todo, pero ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos.

- ¿Cuál es la diferencia?- sonrió.

Ahora sí, ME CAÍ DE CULO.

- ¿Estas bien?- me preguntó, aunque fue más ruido que golpe.

- No- le respondí. – ¿Los vampiros existen?- le pregunté.

- Creo que no- comentó.

- ¿CREES QUE NO? ¿ESTAS BROMEANDO CONMIGO?- grité.

- ¡Ya, me cansé! ¿Dónde esta el maldito interruptor para bajarte el volumen?- continuó.

- NO ME CONTESTASTE, ¿ESTAS BROMEANDO CONMIGO?- repetí.

- Sí- sonrió.

- ¡NO ESTOY PARA TUS JODIDAS BROMAS!- le recordé.

- ¡Ni yo para tus jodidos gritos!- me informó.

Aun tratando de recalcular todo lo que me había dicho me levanté y tomé mi bolso.

- Cryst, sigo necesitando tu sangre- comentó.

- Bien- me di la vuelta. - ¿La quieres en un tarrito? ¿O te la envuelvo para regalo?- sonreí irónicamente.

- Como tú prefieras- aclaró.

- Estas loquísimo- comenté.

- Es una broma. Bendito sea el humano que te aguante- contestó.

- Humano vivo- le corregí.

Mi padre, su asesino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora