capítulo 9: Firulais y la actuación de Connor

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Cuando llegamos a la casa, los chicos aún no había vuelto, así que decidimos empezar sin ellos. Connor pico los chiles y los mezcló con la canela, tomamos dos cucharas soperas y las llenamos hasta rebalsar, procurando dejar un poco en el tarro y tomando una foto para comprobar que lo habíamos hecho. Meterme esa cuchara la boca, debió ser la peor decisión que tomé en mi vida, el horrible sabor y el picante me bajo por la garganta y, si Connor y yo no lo escupimos, fue mera suerte.

Cuando los hermanos entraron, nos encontraron con la cabeza metida bajo la canilla tomando agua fría para intentar calmar el picante, decir que el diablo se divertía bailando en mi lengua era poco.

-Eso les pasa por empezar sin nosotros- dijo Scott sonriendo y chocando los cinco con su hermano.

-Si yo fuera tú me preocuparia más por cumplir un reto, que en burlarme- le respondió Connor -Después de todo, nosotras ya tenemos uno cumplido- Chris y Scott se miraron y salieron corriendo a cambiarse lo más rápido que pudieron.

Connor y yo salimos de la casa, no sin antes cerrar la puerta con llave y esconder las de Scott debajo del sillón, para retrasarlos aún más.

-Muy bien, recuerdas lo que ensayamos?- le pregunté a mi amigo.

-Venimos a hacer una denuncia de mi perro perdido- dijo seguro de si mismo.

-Y que más?-

-Armaré un escándalo y pediré que me lleven con el comisario Walter, luego tu lo distraes con tus encantos femeninos y, yo le robo la taza-

-Bien, que más?-

-Finjo recibir un mensaje de Scott, que encontró a mi perro y nos vamos corriendo del lugar-

-Estupendo Connor!- dije contenta de que mi amigo por fin entendierá el plan que había ingeniado -Vamos a hacerlo-

Nos bajamos del auto y entramos a la comisaría, todo el valor que mi amigo tenía minutos antes, desapareció cuando vio a tanta gente e intentó irse pero, lo detuve arrastrándolo hasta el mostrador principal.

-Mi amigo quiere decirle algo- el policía del mostrador levantó la cara y nos miró con cansancio.

Connor comenzó a llorar y a gritar que su perro fue robado, su actuación le hubiera dado envidia a la mismísima Taylor Swift. Todos se voltearon a mirar al pobre recepcionista y este, de la desesperación, nos mando directo a la oficina de Walter.

Walter había cambiado bastante en los últimos años, era más alto y ahora tenía un cuerpo bien formado, sin mencionar su cabello bien cuidado. Al ver a mi amigo en ese estado, se levantó de la silla y estaba segura de que diria algo sobre el escándalo que había echó esté minutos antes pero, se detuvo al verme entrar.

-Megan?- su cara de sorpresa no tenía comparación -Eres tú?-

-Si Walt, soy yo- fingí una sonrisa y dije con vos melosa -Podrías ayudarme con unos problemas?-

-Emmm... Si, claro- dijo él tomando asiento de nuevo -Qué es lo que sucede?- estaba nervioso y se le notaba a leguas.

-A mi amigo se le perdió su cachorro- dije sentándome sobre su escritorio, detrás de él, en un pequeño mueble se encontraba la taza -Y pensé que un hombre fuerte y valiente como tú podría ayudarnos a encontrarlo- le hice una seña con la mano a Connor sin que Walter la viera señalando la taza detrás de él.

-Gracias.... Yo he estado haciendo ejercicio-

-Se nota- dije mientras, apretaba uno de sus brazos y bloqueaba su vista para que Connor entrará en acción -Tú novia debe de estar encantada- cada vez me acercaba más a él haciendo que se pusiera más nervioso, si es que eso era posible.

-No.. Yo no tengo novia- tragó grueso cuando le dedique una sonrisa mientras, me cruzaba de piernas.

-Que pena- más vale que Connor se apure, se me estaban acabando las ideas -Un hombre tan guapo no puede estar sólo- él iba a decir algo pero, Connor lo interrumpió.

-Gracias a Dios!- dijo fingiendo recibir un mensaje -Es scott, dice que ya ha encontrado a Firulais-

-Eso es estupendo! Entonces no necesitaremos de tu ayuda pero, gracias de todos modos- le dije mientras, salía con Connor pegado a los talones -Te felicitó por el puesto-

Cuando saliamos de la oficina, nos tomamos una foto en la puerta y subimos al coche.

-La tienes?- pregunté con entusiasmo.

-Acaso dudas de mi?- Connor sacó del interior de su chaqueta la taza.

-Jamás, la competencia es nuestra!- choque los cinco con mi amigo y fuimos directo a casa.

Cuando estábamos a unas cuadras de la casa, un cerdo paso corriendo por delante del auto y de milagro Connor logró frenar.

-Eso era un cerdito?- dije dudosa de mi cordura, quizás la canela y el chile me habían afectado el cerebro.

-Corrección, era un cerdote!- nos miramos y ambos reímos.

-Creó que los chicos están teniendo problemas- dije riendo mientras, mi amigo volvía a poner en marcha el coche y seguíamos nuestro camino.

Como era de imaginarse, ellos aún no habían llegado por lo tanto teníamos puntos extras por haber terminado primero. Mientras Connor cocinaba, yo miraba la televisión esperando a que los chicos se dignaran a venir. Connor se sentó a mi lado con un plato lleno de papas.

-Visté la cara que puso walter cuando te subiste sobre su escritorio?- dijo riendo -Esta noche no podrá dormir, sigues siendo la misma perra de la universidad!-

-No he perdido mi toque- dije riendo. No era una puta pero, tampoco una santa, me gustaba divertirme eso era todo.

La boda de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora