capítulo 13: furia en el supermercado

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Luego de mi ataque de furia, solté cuanta palabrota sabía. Le expliqué a Thomas quien era Chris y él se rio, y su risa me contagió. La había pasado genial con él y cuando se río de esa manera no pude evitar besarlo, fue un beso corto pero, lo suficiente para que el me tomara de la cintura atrayéndome hacía él para besarme y que beso!

Cuando desperté en la mañana Thom no estaba en la cama así que, aproveché para levantarme y volver a ponerme la ropa que estaba desparramada por la habitación, cuando pasé por el baño escuché la ducha apagarse y supuse que Thom estaría apuntó de sarlir, esa fue la señal que necesite para emprender mi huida.

La noche anterior la había pasado genial con él, pero sólo había sido eso, él parecía un buen chico y merecía a alguien mejor que yo. Thomas era de los hombres que querían casarse, formar una familia y quisas tener hijos pero, yo no podía darle eso, por eso era mejor alejarme de él para no lastimarlo luego.

Me bajé del taxi y toqué timbre, los chicos debían estar despiertos ya que eran las 12, seguro estaban almorzando.

Chris abrió la puerta, si supieran las cosas que me pasaron por la cabeza en ese momento me enviarían a una prisión de máxima seguridad, así que elegí la segunda opción que, era menos peligrosa pero igual de dolorosa.

-Dónde esta Connor?- lo empujé al pasar por la puerta.

-No esta- dijo serio -Se fue con Scott a almorzar solos, querían privacidad-

-Genial- dije sonriendo mientras, me dirigía a la cocina y él me seguía luego de cerrar la puerta.

-Quieres que prepare la cena?- preguntó aún confundido por mi sonrisa.

-Claro cariño- dije besando su mejilla -Iré a cambiarme y bajo- mi plan estaba marchando mejor de lo que creí.

Cuando bajé él ya había servido los platos en la mesa y se había ido al baño, antes de que saliera tome él tarro que tenía los restos de la canela con el chile y los vertí en su plato. Luego me agacheé debajo del mueble y cerré la llave de paso, también bolque toda la bebida y sólo deje la leche que rellene con llenas de huevos.

Me senté en la silla y comencé a comer, cuando él se sentó me miró por un rato, como si pensara en decirme algo pero, no lo hizo y se llevó la cuchara a la boca. La cara que puso fue para enmarcarla y colgarla en la pared, escupió la comida y salió corriendo hacia la cocina pero, cuando metió la cara debajo de la canilla y giro la perilla nada salió de esta.

Desesperado abrió la heladera y al no encontrar nada se tomó la "leche".

-Pero que mierda hiciste?!- grito luego de escupir la supuesta leche -Acaso estas loca?!-

-Claro que no, NOVIO!- grité, su cara paso de puro enfado y confusión a una de completo arrepentimiento.

-Megan yo....-

-Tú te callas- él se enderezó ante mi reacción -Como mierda se te ocurre ir a amenazar a Thom?! Qué tienes en la cabeza? me estas volviendo loca Evans!- él iba a hablar pero, lo detuve -Aún no eh terminado, no se que te este pasando pero, te pido por favor que hasta que, no se te vaya la estupidez no me hables, no te me acerques, ni siquiera respires cerca de mí o te aseguró que te rompere la cara a patadas- me fui dejándolo en la cocina, me encerré en la habitación y escuché como algo se rompía en la planta baja seguido de un portazo.

Narra Chris:

Era la peor persona del mundo, ella tenia razón era un imbécil, que pretendía conseguir con amenazar a ese chico? Megan me estaba volviendo loco, cuando la vi con el vestido negro tuve que alejarme de allí por dos razones, la primera porque tenía un tremendo impulso de empujarla dentro del probador y hacerla mía allí dentro, la segunda era porque sabía que Meg no se había puesto ese vestido por mi y eso hacia que me hirviera la sangre de los celos. No me gusta que se enojase conmigo, la quería cerca de mi, de eso era de lo único que estaba seguro, ella me hacía bien.

Estaba de camino al supermercado para comprar el estupido jarrón que había roto, por la furia del momento antes de que los dueños de casa volvieran. Desde ahora en más, no me dejaría llevar por mis impulsos y arreglaría las cosas con Meg. Si, le pediría perdón.

En el supermercado encontré el jarrón y además compré unos chocolates para sobornar a Meg, si mis argumentos no funcionaban, el chocolate lo haría.

-Pero mira quién esta aquí- toda la clarides y calma que había conseguido hasta ahora, se habían borrado dando paso a un tremendo odio cuando reconocí de quien era la voz -El estúpido grandulón que finge tener novia- respire ondo y intenté calmarme.

-Que te pasa, me tienes miedo- terminé de pagar las cosas con los puños cerrados.

-Si no te callas, te arrepentirás- le amenacé.

-Tiemblo de miedo, sabes ni siquiera me importaba la perra de tú amiga, sólo quería escucharla gemir- me volteé y le di de lleno en la cara con mi puño cerrado, si apretaba más la mandíbula me rompería los dientes.

-Lavate la boca antes de hablar de ella- él imbécil se tocó el labio roto, por culpa de mi puñetazo. Por el rabillo del ojo vi al dueño del supermercado llamando a la policia. No vi venir el puñetazo de mi contrincante y casi me derriba, debería aprovechar antes de que viniera la policia.

La boda de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora