capítulo 15: el ataque de la mujer pájaro

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Luego de explicarle a Connor y a Scott que el tonto de Chris me había asustado y yo había tirado mi tostada al suelo, les conté que éste queriéndose hacer el chef derramó aceite sobre el horno, prendiendo fuego el tocino y yo tuve que apagarlo con el matafuegos. Con tanta mala suerte que, en el proceso, le derramé lo que quedaba de la mermelada encima y él comenzó a perseguirme mientras, me arrojaba la espuma de afeitar. Scott no paraba de reír pero Connor parecía confuso.

-Eso significa que ya dejaran de comportarse como unos inmaduros y se llevarán bien?- no me esperaba esa pregunta, yo ya no estaba enojada con él pero, él ya me había perdonado por las cosas que le dije?

-Sí, volvemos a ser los de antes_ Chris respondió por mi y me miró con una hermosa sonrisa.

-Los mismos molestos idiotas de siempre- dije devolviéndole la sonrisa.

-Genial! Entonces los idiotas van a limpiar la cocina mientras, nosotros miramos la televisión- dijo con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

-Pero...- iba a quejarme pero, Scott me interrumpió.

-Pero nada, ustedes lo rompen, ustedes lo arreglan-

-Si papá Scott- dijo Chris poniendo los ojos en blanco. Cuando terminamos de limpiar todo el desastre nos sentamos con ellos en el sillón.

-Y ahora qué quieren parásitos?- preguntó Scott haciendo que Connor riera.

-Bueno son las 4 de la tarde- dijo Chris -Qué tal si continuamos con los retos?-

-Claro!- dijo Connor emocionado -Me había olvidado de los retos!-

-Cuáles elegirán?- preguntó Scott.

-Los tragos y el pastel- dije segura, tenía un gran plan para el reto de la torta -Y ustedes?-

-Vamos por la tanga de Stella y, luego por las pelucas- dijo Scott mirando a su hermano, el cual puso una cara de horror al recordar a Stella.

-Llamaré a las chicas!- Connor salió corriendo a la velocidad de la luz, estaba empezando a pensar que las quería más a ellas que a mi.

-Qué chicas?- preguntaron ambos hermanos, a lo que yo les respondí con una de mis macabras sonrisas de "payaso psicótico".

Las drags ya tenían la fiesta organizada y Connor se encargó de explicarle a los chicos que, "ellas" serían las que los ayudarían a vestirse por obvias razones mientras, nosotros en la fiesta cumpliríamos el reto de los tragos.

-Apuraté Meg!- dijo Connor poniéndose su delantal rosa, que decia en la parte delantera "besa al chef".

-Para qué?- los chicos ya habían salido a cumplir el reto de Stella y nosotras, estábamos en la casa para cumplir el reto del pastel de tres pisos.

-Cómo que para qué?- dijo al borde de un colapso nervioso -Tenemos que hacer ese maldito pastel, antes de que ellos vuelvan!-

-Ya lo tengo todo resuelto Connor- dije sonriente -Sólo sientaté y espera -Él se sentó a mi lado algo confundido pero, aún así no preguntó nada más, porque todo el mundo le temía a mis planes?

Unos minutos después tocaron el timbre y me levanté a abrir la puerta, bajo la atenta mirada de Connor.

Cuando nadie me prestaba atención, había llamado a una pastelería y les pedí que hicieran un bizcochuelo de tres pisos algo desastrozo y sin decoración, para que pareciera casero. Cuando Connor me vió con la gran caja, me ayudó a llevarla a la mesada de la cocina, juntos nos decisimos de las pruebas y manchamos un poco la cocina y a nosotros mismos, para que pareciera que habíamos trabajado duro y nos sacamos una foto con él.

-Crees que no se den cuenta?- Connor parecía nervioso -Sabes que no me gusta mentir-

-No estamos mintiendo, sólo distorsionamos la realidad- dije quitándole importancia al asunto -Además, no es mentirá si ellos nunca se enteran-

-Estamos haciendo trampa Meg- Connor y su maldita consciencia.

-Sí, pero ya sabes lo que dicen, en el amor y la guerra todo se vale- él seguía sin estar convencido -Claro que puedes ponerte a cocinar y perder el reto-

-Eso jamás!- Connor era competitivo pero, no más que yo, eso quedaba claro.

-Entonces cierra la boca y pon tú huesudo trasero en el sillón- dije sonríendole mientras, daba leves golpes en el sillón para que se sentará junto a mi.

Narra Chris:

La casa de Stella no estaba tan mal, me encontraba parado frente a la puerta con Scott a mi lado y no podía decidirme si tocar la puerta o no.

-No seas gallina- dijo mi hermano con una risita.

-Eso lo dices porque tú, te llevas la parte más fácil- habíamos decidido que yo distraería a la loca mientras, Scott buscaba su ropa interior.

Toqué el timbre y nadie respondió

-Que pena, tendremos que volver mañana- dije dándome la vuelta, justo en ese momento la puerta se abrió y una voz chillona dijo:

-Chris Evans?- me volteé con una sonrisa fingida en el rostro.

-Hola Stella- seguía igual de fea que antes.

-Yo también estoy aqui- dijo Scott a mi lado.

-Eh? A si hola- dijo sin quitarme los ojos de encima -Qué se les ofrece?- intentó sonar sexy pero, sólo empeoró su chillona y horrible voz.

-Mi hermano quiere pedirte disculpas por lo de hace unos años- dijo Scott -Nos dejarías pasar?-

-Por supuesto- dijo con una sonrisa, que no hizo más que resaltar su nariz de loro.

La casa parecía el lugar perfecto para una mujer de 80 años adicta a los gatos.

-Bonita decoración- dijo Scott mientras, veía con horror todos los cuadros con fotos de diferentes gatitos.

-Son los gatos que tuvé. Todos se morían o se escapaban- dijo algo triste.

-Estas segura de que se murieron? Porque yo creó que se suicidaron- dije casi en un susurro y recibí un codazo por parte de mi amado hermano.

-Qué dijiste?- preguntó la mujer pájaro.

-Dónde esta el baño?- preguntó Scott.

-Por el pasillo, a la izquierda- dijo señalando una puerta y mirándome como si fuera un pedazo de carne -Yo cuidaré de tu hermano mientras no estas- le dijo a Scott mientras, con sus largos y huesudos dedos, me empujaba hacía atrás haciéndome caer en el mullido sofá rosa.

Decir que era el peor día da mi vida era poco, tenía a Stella sobre mi mientras, lamía mi el cuello con su asquerosa lengua y yo, rogaba que mi hermano terminará lo antes posible.

-Ya volví- suspiré cuando mi hermano apareció en el umbral de la puerta, con una cara de asco que no tenía comparación.

-Me dejarías a tú hermano un rato más?- preguntó Stella levantándose de golpe cuando, mi hermano apareció.

-Lo lamento Stella pero, tenemos algo importante que hacer- le agradecí mentalmente a mi hermano -Aunque, mañana esta libre así que, llamaló y arreglan para salir- retiró lo dicho, mi hermano era un maldito imbécil.

Cuando subimos al autor golpeé a mi hermano en la cabeza.

-Eres un idiota- dije mientras me cruzaba de brazos y él, encendía el motor para largarnos de la casa del terror.

-Tú y la mujer pájaro parecían disfrutar la compañía del otro, sobretodo cuando metió su lengua en tú oreja- a ambos nos recorrió un escalofrío al recordar aquella horrible escena.

-No hay que hablar de eso jamás- dije serio -La tienes?-

-Claro que sí- con la mano libre sacó de su bolsillo una tanga rosa, con el dibujo de un gato en la parte delantera.

-Y el sostén?- pregunté con asco.

-No tiene- dijo mi hermano con un tono perturbado.

-Te refieres a que ella... Nunca ha usado un....- él sólo se limitó a asentir y dí por finalizada la conversación.

La boda de mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora