1. El árbol de los elementos

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A

nder se levantó del pasto, las miradas de sus acompañantes lo siguieron.

−Esto es ridículo, no podemos quedarnos aquí, tenemos que irnos.−miro a sus compañeros, estos se quedaron callados.

−Ander, no sabemos dónde estamos, ¿cómo esperas que salgamos de aquí?−la chica rubia se cruzó de brazos y soltó un suspiro.

−Podríamos saberlo si caminamos un poco más...−replico.

−Hemos estado caminando, por dos horas, y siempre hemos vuelto aquí...−Atenea lo miro con preocupación.

−¿Prefieren quedarse aquí? ¿Quieren morir así nada más? ¿No van a tratar de buscar una salida?−el moreno clavo sus ojos verdes alternativamente en sus compañeros, no podía creer que se rindieran tan fácil, él quería irse de ahí, y no iba a descansar hasta lograrlo.

−Ander, cálmate, Nea tiene razón. Hemos caminado por horas, y siempre acabamos en este tonto árbol. Sería inútil gastar nuestras energías caminando para nada.

Nadie volvió a hablar o a replicar de nuevo, intercambiaron miradas, pero al final, ninguno estaba seguro de hablar.

−¿Creen que estén buscándonos?−preguntó la castaña sin despegar la mirada del suelo.

−Supongo, o al menos eso quiero creer. Eh sido tan idiota con mis padres, creo que se sentirán un poco tranquilos con mi ausencia.−el ojiazul miro a sus compañeros, estos lo veían con un toque de lastima en sus miradas, trato de dedicarles una sonrisa, pero al final esta se transformó en mueca.

−Mi madre debe pensar que aún sigo de compras o tal vez que me fui a hacer una manicura, o que fui al spa, o al salón, no notara que estoy, tendré suerte si descubre que no he llegado a casa mañana en la tarde, o tal vez nunca se dé cuenta hasta el fin de semana.−Navah desvió toda la atención que por un momento tenía Luca, Atenea la miro y le sonrió.

−Por cierto−prosiguió la rubia mirando a Nea−, tú y yo iremos al salón una vez que regresemos a casa, tengo un cambio explosivo para ti.

−No estoy segura de creer ir contigo, no te ofendas, pero no me gustaría convertirme en una teñida adicta a las compras.−Ander y Luca comenzaron a reírse a carcajadas, Navah los miraba seriamente y Nea no pudo evitar reírse.

−Ja, no le encuentro la gracia. Y no soy teñida, es más, apuesto tú trasero a que desearías ser rubia natural como yo.−sonrió mostrando sus blancos dientes y fingiendo superioridad, Nea se le quedo mirando con las cejas encarnada y entonces Navah comenzó a reír.

−Bien, lo primero es salir de aquí, después discutiremos, teñida. Iré a revisar nuevamente si hay una salida, ¿alguien viene?−Ander miro a sus compañeros, ninguno daba señales de querer ir con él, suspiro, dio media vuelta y comenzó a caminar.

−Espera−la dulce voz de Atenea lo detuvo, rápidamente la chica se puso de pie y corrió hacía él−iré contigo, −ante la mirada interrogante de su compañero, ella le sonrió y respondió: −tengo el presentimiento que cuando encuentres como salir te olvidaras de nosotros.

El moreno le sonrió y negó con la cabeza.

−Además, tampoco quiero quedarme con la teñida.−Ander rió y ella se encogió de hombros.

−¡Te escuché, Nea!−grito la rubia detrás de ellos.

−Uh oh la teñida escuchó, salgamos de aquí antes que su monstruo interior salga y nos devore.

Antes de que Navah pudiera replicar, una voz resonó en eco.

−No pueden ir a ninguna parte, no hay salida, al menos hasta que yo lo permita.

Los Elegidos (Legado Elemental #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora