7. El último día.

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L

os elegidos se miraron entre sí, volvían a estar en el mismo parque dónde se encontraban aquella tarde lluviosa cuando desaparecieron de su mundo y aparecieron en Miranoi.

−El último día, vaya...−susurro Ander.

El consejo o como quiera que se llamasen, les había concedido el último día para estar con sus familias, debían volver al mismo parque exactamente a las doce de la madrugada.

−Bueno, entonces nos veremos a las doce. Yo, tengo que irme. Bueno, supongo que todos.−Luca puso sus manos en sus bolsillos y miro a sus compañeros con una mueca en el rostro.

Todo asintieron y sin decir nada, cada uno se fue por su lado.

Luca camino al uno de los lugares que sabía nunca iba a volver a ver. Compro unas flores en la entrada y camino entre las tumbas buscando la indicada.

"Thomas Morgan. 2007-2015."

−Hola, hermanito. ¿Sabes? Cuando naciste prometí cuidarte con mi vida, y falle. Cuando te fuiste prometí venir a verte todos los días y te tendré que fallar de nuevo. Tú eres una de las personas más importantes para mí. ¿Recuerdas cuando dijiste que querías ser como yo? Me sentí tan feliz, que creí que iba a explotar. Me harás tanta falta, Tom. –Luca trato de sonreír, pero sus ojos se encontraban totalmente aguados. Respiro hondo un par de veces y trago el nudo que había en su garganta.

−El cielo me recuerda a ti. Es hermoso y esta tan lejos de mí. Así como tú. Me cuesta resignarme a nunca más volver a escuchar tu voz, o tus risas, e incluso tus gritos y lloriqueos. Tom, no sé si seré capaz de esto, tengo muchísimo miedo. ¿Y si fallo? Prácticamente el mundo está en mis manos. Como sea, Tom, hoy vengo a despedirme de ti. Quiero decirte que aunque tú ya no estés aquí, te seguiré amando por el resto de mi vida, eres mi hermano y nunca te voy a olvidar. No sabes cómo me arrepiento de lo que paso, te juro que si pudiera volver el tiempo haría las cosas diferentes. Pero no puedo volver, y todo fue mi culpa. Es mi culpa que tu estés muerto, lo siento tanto, Tom.

Sus mejillas ya estaban empapadas y su respiración estaba entrecortada.

−Tú eres el que debía de estar aquí y no yo. Tú eres quien debe enorgullecer a mis padres. Tú tenías una vida por delante... y yo te la arrebate. Espero que algún día puedas perdonarme.−Luca se agacho para depositar las flores en la tumba, limpio nuevamente sus mejillas y trato se sonreír.

−Algún día nos volveremos a ver y te podré dar uno tus famosos abrazos de oso, pero hasta entonces, no olvides que te amo.

Navah no había tardado demasiado en llegar a casa, dejo sus bolsas en la sala y subió rápidamente a su habitación, marco el número de su padre y le pidió que fuera a cenar esa noche, lo mismo hizo con su madre.

Iba a ser su última noche con sus padres, no iba a desperdiciarla

Llamo a uno de los restaurantes favoritos de su familia y pidió algo para cenar. Y en lo que esperaba la cena y a sus padres, tomo una bolsa y comenzó a guardar sus recuerdos más importantes.

La noche llegó rápidamente para Navah, la mesa ya estaba lista, al igual que la cena. Sus padres habían llegado hacía un rato, el ambiente estaba un poco tenso, el único sonido que había era proveniente de los cubiertos.

−Y bien. ¿Pasa algo, Navah?−preguntó su padre viéndola de reojo.

−Ummm no, ¿Por qué?−preguntó nerviosa.

−Hija, nunca nos has organizado una cena, simplemente es raro. ¿Hay algo que no sepamos? Puedes decirnos lo que quieras.

−No pasa nada, simplemente quería una cena en familia. Juntos.

Los Elegidos (Legado Elemental #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora