9. Una contra Dos

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Las últimas semanas se habían pasado volando.

Los Elegidos no habían tenido demasiado tiempo para ellos. Su día se basaba en: desayunar, entrenar, comer, entrenar, bañarse y dormir.

Pero algo que era inevitable era pensar en su familia.

Por las noches, cuando el recuerdo de sus padres llegaba a la mente de Ander, este se levantaba y se iba a entrenar, golpeaba in contenidas veces el muñeco de práctica, buscando un modo de desahogarse.

Navah miraba una y otra vez la tarjeta de plástico. 83262667. Números para cualquier persona, una mensaje para ella. Cuando el insomnio la atacaba buscaba la tarjeta y apretaba fuerte contra su palma, era la única forma de sentirse conectada a su familia.

Atenea lloraba la mayoría de las noches, se insultaba así misma por ser tan débil, pero no sabía cómo dejar de sentir el dolor y la ausencia de no tener a su familia. Cuando su llanto cesaba, abría la puerta corrediza de su habitación y se sentaba en el pasto a mirar la luna.

Luca trataba de no pensar en sus padres, bloqueaba sus recuerdos buscando una manera de derrotar al mal, y la mayoría de las veces funcionaba. Y cuando no funcionaba no había mejor remedio que salir a mirar la luna y conversar con su hermano. O con Atenea. Con quien ya se había vuelto un hábito salir cada noche a conversar para después volver a dormir.

Eran pláticas cortas y sin sentido, sin embargo a los dos los distraía de su dolor.

Antes de que la luna se pusiera en su punto más alto, Atenea y Luca se encontraban afuera de sus habitaciones, como siempre.

Atenea le había tomado cariño y confianza muy rápido a Luca. Y es que el chico era muy dulce y protector, le recordaba a su hermano.

−Ander piensa que te desagrada él y Navah.−le había dicho Luca, Nea lo miro y frunció el ceño.

−No, o bueno, no me desagradan... Simplemente no son el tipo de personas con las que hablaría.

−Y, a tipo de persona, ¿te refieres a?−Atenea hizo una mueca y desvió su mirada al cielo.

−A chicas y chicos populares, ya sabes. Chicas que solo piensan en que se pondrán y si combinara. Y chicos que solo piensan en quien será su próxima conquista.

−Tal vez eran así, pero no lo creo. Mira, Nea. Vamos a estar mucho tiempo juntos, será mejor que aprendamos a llevarnos bien.−Atenea miro a Luca, este le sonrió a la vez que levanta sus hombros.

−Lo sé, y créeme que trato de hablar con ellos, pero soy un asco a la hora de hacer amigos.

−Todas las personas son un asco a la hora de hacer amigos, la clave esta es asumir que eres experta en ello y que a cualquier persona que le hables se convertirá en tus amigo. Bueno, yo hago eso.−le explico Luca.

−¿A si? ¿Y te ha funcionado?−pregunto la chica levantando una ceja.

−Ammm, sí. Bueno la mayoría de las veces.−respondió Luca sin estar 100% seguro, Atenea rio y lo miro.

−Sí, claro, señor popularidad.

Luca sonrió y negó con la cabeza.

−¿Alguna vez te has arrepentido de tu decisión?−le pregunto cambiado el tono de su voz. Atenea lo miro a la vez que su sonrisa desaparecía.

−Algunas veces, cuando la tristeza y el dolor no me dejan dormir, lo hago. Me arrepiento de haber dejado mi familia, pero luego recuerdo las palabras de mi madre: "Y cuando el dolor sea más grande, aún más grande será la recompensa." y eso me hace volver a tomar fuerzas. El pensar en mi familia no siempre es malo, ¿sabes? Ay veces en las que me fuerzo a recordar que es por ellos que yo acepte, por ellos voy a arriesgar mi vida.

Los Elegidos (Legado Elemental #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora