3. Inseguridades. Parte 1

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A

nder alcanzó a sus compañeros unos cuantos metros después, ellos venían corriendo en dirección hacia donde había estado el demonio.

−¡Nea!−grito la chica al ver a su compañera desmayada.

−¿Qué paso?−preguntó Luca un poco agitado.

−No hay tiempo para explicaciones, tenemos que irnos. El demonio sigue vivo.−solo eso bastó para que sus compañeros y el mentor salieran corriendo de nuevo.

Con Nea en sus brazos, Ander corrió tan rápido como pudo, pero se sentía débil y perturbado, había visto un demonio, y no era rojo ni tenía cuernos, había sido peor. ¡Había estado a punto de comerlo! Nea y él tenían suerte de estar con vida. Podía sentir claramente como su cerebro palpitaba, tenía que llegar rápido, si no iba a desvanecerse.

Ander trataba de seguir el paso de sus compañeros, pero resultaba difícil al tener a Nea en sus brazos y al estar un poco mareado.

−Ander, dame a Nea. Necesitamos llegar rápido, y si te sigues deteniendo tanto no llegaremos nunca.−Luca puso una mano sobre su hombro.

−No, yo la llevaré.

−Ander, no seas necio. No estás bien. Solo dásela a Luca y vámonos.−sentenció Navah. Ander sabía que tenían razón, era peligroso para él, Nea y ellos que él la llevara en brazos, pero sentía la necesidad de llevarla, al fin y al cabo, Nea le había salvado la vida, tal vez no conscientemente, pero su grito atrajo la atención del demonio cuando iba a matarlo. Luca tomo a Nea en sus brazos y se dispuso a seguir corriendo.

−¿Estas bien?−preguntó Azzhiel, Ander asintió como pudo, su nuevo mentor tomo el brazo de Ander para ayudarlo a caminar, o más bien a correr.

Después de unos cuantos minutos más por fin llegaron a un prado donde ya no había árboles, lo único que había era una gran pared, que en realidad era la barda de una casa, por fin habían llegado.

−Aquí es.−informó Azzhiel.−Vamos, entremos.

Azzhiel camino un poco más y los chicos notaron la gran puerta de madera. Azzhiel la abrió, y los chicos entraron. Ante ellos había un mediano y lindo jardín, el pasto verde, uno que otro árbol pequeño y muchas flores, en medio de este había un camino de piedras que conducía a la puerta de la casa.

Los chicos no tuvieron mucho tiempo para apreciar la casa, o más bien la fachada de esta, aún seguían con los nervios a flor de piel, esperaron a que Azzhiel cerrara y los guiara, al entrar en la casa se dieron cuenta que era muy diferente a las casas que habían en la ciudad. Un largo pasillo los condujo a donde estaba la sala y la cocina, del lado derecho y del lado izquierdo respectivamente, el pasillo seguía su curso aunque un par de metros después doblaba a la derecha.

Luca cruzo rápidamente el pasillo para entrar a la sala y deposito a Nea en uno de los sillones.

−¿Tiene alcohol? Necesitamos curarla.−pidió Navah.



La tarde había pasado rápidamente, no se escuchaba sonido alguno en la casa, al parecer la mayoría estaban dormidos, sin embargo Atenea seguía despierta.

Después del desagradable encuentro con el demonio ella había perdido el conocimiento en los brazos de Ander, y pensar en eso le provocaba que sus mejillas se sonrosaran. No había salido de su habitación, y mucho menos había cruzado ni una palabra con Ander, de hecho a las únicas personas que había visto después de que despertara había sido a Navah y Azzhiel.

Azzhiel le había llevado un poco de comida, que aún seguía intacta, no había sido capaz de comer, cada ver que ponía un trozo de comida en la boca regresaba aquel olor a azufre que el demonio desprendía y solo con pensar en eso el estómago se le revolvía.

Los Elegidos (Legado Elemental #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora