25. La huida.

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—¿Por qué estas ayudándonos Simone? – Cuestionó Atenea

Los ojos de la chica se ensombrecieron y después de una breve pausa respondió:

—Mi familia dio su alma por aquellos a quienes un día juramos lealtad.... Ya no puedo fallar a mi juramento.... —La castaña la miro atentamente tratando de leer sus movimientos en caso de que pudiera estar mintiendo.

Simone se oía sincera y detrás de sus palabras se podía identificar el hilo de un dolor muy profundo que le albergaba en su corazón.

—Tu familia... ¿Ellos fueron capturados por los....? —Atenea dejo inconclusa su pregunta en espera de la reacción de su doncella.

—Los demonios llegaron al castillo hace algunos años, supongo que me dejaron vivir porque cambiar la lealtad de una niña de 5 años era más fácil que consumir su pequeña alma —soltó con amargura, Atenea pensó que lo mejor sería no preguntar más, pues realmente no sabía cómo consolarla.

—Tu familia volverá, te lo prometo—Simone bajo la mirada y Atenea coloco su mano en el brazo de la chica para tratar de consolarla.

—No guardiana, lo que debe de prometerme es que huirá en seguida y se mantendrán con vida. Miranoi los necesita. Deben marcharse ahora—Atenea trato de sonreírle y aparto la mano de su brazo.

—Gracias—fue lo último que le dijo antes de regresar a su recámara.

Atenea se recargo en la puerta una vez que se adentró en su habitación.... Trato de recomponer su postura, miró en dirección hacia la cama y se dio cuenta que Ander había cambiado de posición y ahora dormía boca abajo con las manos extendidas. Aun con el corazón acelerado se acercó a la cama y movió lentamente al chico en busca de que despertará.

—Ander, despierta —el chico dijo algo en susurros pero ella no lo alcanzó a comprender—Ander, tenemos que irnos....

El chico parecía descansar plenamente en los brazos de Morfeo, pues los llamados de su compañera no parecían inmutarlo.

—¡Ander! ¡Tienes que despertar! — la chica subió lo suficiente el tono de su voz como para que Ander despertara un poco sobresaltado.

—¿Qué pasa? —preguntó el chico algo desconcertado y adormilado mientras trataba de sentarse en la cama.

—Los guardianes, piensan robar nuestras almas cuando vuelvan de la ciudad.

Ander abrió los ojos lo más que pudo y miro a Atenea algo asustado.

—¿Quién te lo ha dicho? —cuestiono.

—Eso no importa ahora, debemos irnos cuanto antes. Ve por Luca, yo iré por Navah y en treinta minutos nos encontraremos en las caballerizas.

El chico asintió y con rapidez se levantó de la cama, caminó rumbo a la puerta y antes de abrirla miro a Atenea.

—Trata de no llamar la atención, nadie debe enterarse que nos vamos a ir—el chico asintió.

Atenea pensó que inmediatamente el chico abriría la puerta y se iría, pero para su sorpresa el chico regreso, le dio un suave beso en la frente y la miro a los ojos.

—Te veré pronto —Atenea asintió al mismo tiempo que una pequeña sonrisa se curvaba en sus labios y el salió de su habitación.

Segundos después Atenea volvió a centrarse en su realidad y comenzó a prepararse.

Se quito su ropa de dormir y se vistió con el vestido que ya tenía planeado y listo para su huida.

De su baúl saco una mochila que se cruzó en la espalda, así mismo se colocó el carcaj en la espalda, dudo unos instantes en si llevar la espalda o no... Después de unos momentos de indecisión la tomo y rodeo su cintura con el cinturón que sostenía la espada, lo abrocho algo ajustado para evitar que se cayera.

Los Elegidos (Legado Elemental #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora