Los Elegidos (Legado Elemental #1)

26. Un nuevo enfrentamiento

Navah miro a sus compañeros mientras trataba de controlar su agitada respiración, Ander se encontraba en posición de ataque, como Azzhiel les había enseñado, Atenea se encontraba a un lado del chico fuego, muy cerca de él como si inconscientemente buscara su protección, finalmente Luca se encontraba entre Ander y ella, estaba en la misma posición que Ander, pero se notaba que estaba más tenso y concentrado, o al menos eso delatan sus puños cerrados con fuerza.

Un inminente y tenso silencio le puso los vellos de punto a la guardiana de la tierra, en ese momento supo que estaban cerca, más de lo que le gustaría imaginar. Recordó levemente su primer encuentro con un demonio, Ander había maquinado un plan a rápida velocidad, lo cual le costó sus lindos zapatos de tacón, aquella vez contaron con mucha suerte, pues tuvieron la buena suerte de encontrarse con un solo demonio, esta vez no estaba muy segura si su suerte seguiría siendo la misma.

—¿Por qué en nuestros encuentros a medianoche nunca se nos ocurrió elaborar una estrategia en caso de ataque? — los tres le dirigieron una mirada rápida, pero ninguno se atrevió a responder.

Habían preparado todo, tenían en sus caballos: comida, agua, algunas capas para taparse del frío, sin contar con sus reservas de armas; sin embargo, por su mente, en sus planes de escape, nunca llegó la idea de una estrategia de combate, ahora era demasiado tarde.

Una sombra llamó la atención de Luca, quién rápidamente volteo la mirada buscando de donde provenía la sombra, su mano viajo rápidamente a la empuñadura de su espada y con un ágil movimiento la saco de la vaina; Ander miro a su alrededor en busca de algo que pudiera alertarlos, en busca de algún demonio, las dudas llegaron a su mente, ¿con qué lucharía mejor? ¿con la espada o con su elemento?; Navah llevo la mano a la vaina que resguardaba su espada, posiciono su otra mano en la empuñadura y con un elegante movimiento desvaino la espada y se colocó en posición de ataque; Atenea miró a sus compañeros, ambos desvainaron sus espadas, ella pensó lo mismo, pero al instante veto la idea, pues su agilidad con el arco era superior, llevo la mano al carcaj y saco su arco y una flecha, posicionó la flecha y la sujeto con seguridad.

—Tal vez nos equivocamos y realmente no había.... —el ojiazul dejo sus palabras al aire cuando se topó con varios pares de ojos luminosos a unos cuantos metros de ellos.

Luca tragó en seco cuando se dio cuenta que esos ojos luminosos los rodeaban completamente, eran muchísimos... Uno de aquellos horripilantes seres se adelantó a atacar, con sus grandes patas no tardó mucho en llegar hacía Luca, tomo impulso en sus patas traseras y se abalanzó contra él, sin tener mucho tiempo para reaccionar, retrocedió lo suficiente para esquivarlo, el demonio no quedo muy contento al no alcanzar a su adversario, Luca alzó la espada y en un rápido movimiento horizontal atravesó al demonio quien pareció no esperar el golpe.

Todo pareció quedarse en silencio, Luca miro su espada, una capa de sangre muy oscura y espesa la cubría parcialmente, sin contar el intenso olor a azufre que se respiraba en el lugar.

El sonido de un chasquido de dedos resonó en el claro y como si de una señal se tratara los demonios se abalanzaron contra ellos.

Ander sintió que el tiempo comenzó a correr más de prisa, había llegado el momento de luchar por su vida y la de sus compañeros, sin dejar que ningún otro pensamiento distrajera su mente, se enfocó en los demonios, el primer par de demonios lo atacaron de frente, uno de ellos trato de rasguñarlo, pero con un ágil movimiento con su espada logro apartar sus garras de él, el otro abrió sus fauces mientras de un zarpazo trataba de derribarlo, Ander logró agacharse y atravesó el costado del demonio, mismo que soltó un lamentable alarido; sin más que pensar saco la espada del animal y giró a su costado para enfrentar a un nuevo par de demonios, un grupo de demonios no tardaron en darse cuenta que sus "compañeros" había sido asesinados y corrieron al encuentro del chico, Ander supo en ese instante que no podía luchar con todos ellos al mismo tiempo, como respuesta a su pensamiento, su collar emanó un leve calor, entonces supo que hacer.