6. La decisión.

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E

sa noche fue la peor de todas sus vidas.

La decisión en cuestión de horas debían de expresar revoloteaba en su cabeza, ¿Harían lo correcto? ¿Y si se equivocaban?

Apenas había amanecido el mentor lo había ido a despertar. Un gran día los esperaba.

Después de un par de horas los elegidos estaban preparados para emprender el camino.

El mentor les había dicho que el camino sería seguro y casi les había prometido no encontrarse con ningún demonio.

−Me siento incomoda con este vestido.−repetía Atenea, Navah rodo los ojos.

−Te ves bien y punto. Deja de quejarte.−le susurro Navah.−Aparte, ¿no quieres impresionar a Ander?−le pregunto sonriendo y encarnando las cejas.

Atenea la miro sorprendida a la vez que sus mejillas comenzaban a tornarse de rosa.

−No quiero impresionar a nadie.

La puerta de la casa sonó y no tardo en escucharse la voz de Ander y Luca cada vez más cerca.

−Ajá, si tú lo dices.

Los chicos no tardaron en llegar a su lado, sin embargo nadie dijo nada.

−¿Listos?−preguntó el mentor, sin esperar su respuesta comenzó a caminar en dirección a la puerta de entrada, los chicos no tuvieron más remedio que seguirlo.

Aunque quisieran negarlo sus corazones palpitaban a máxima velocidad, el recuerdo del demonio alteraba sus nervios. Y el pensar que un nuevo demonio los podía atacar les ponía los pelos de punta.

En silencio caminaron detrás del mentor, quien los guiaba atraves del bosque.

El paisaje era digno de una postal.

"Mi madre amaría esto" pensó Atenea con un poco de nostalgia, rápidamente aparto eso de su mente, pues recordar a su familia sería recordar las consecuencias de su próxima decisión y eso era lo que menos quería.

"Mis padres se volverían locos aquí, no debe de hacer señal y mucho menos internet." pensó Navah con gracia, recordó cuando fueron a acampar cerca del lago cuando tenía diez años. El plan había sido quedarse una semana, pero al final se regresaron al tercer día, su padre no pudo aguantar más de cuatro días sin señal.

Antes de que pudieran darse cuenta habían llegado a una ladera. El lugar que los había albergado la noche anterior ya no se veía. Y a partir de ahí el suelo comenzaba a ser desigual, tenían que subir pequeños montes y bajar, era un camino difícil considerando que no estaban acostumbrados a ese tipo de cosas, y era aún más difícil para las chicas, quienes llevaban vestido y no sabían si preocuparse por no caer o porque no se les viera algo demás.

Luca le tendía la mano a Nea constantemente para ayudarla a subir o bajar. Por otro lado, Ander estaba ocupado con Navah, haciendo lo mismo.

Al cabo de unos metros más el mentor se detuvo frente a un pequeño monte y comenzó a quitar ramas y hojas caídas. Los chicos no entendían porque lo hacía, hasta que el camino estuvo despejado y pudieron ver que era una cueva.

La cueva era de roca sólida, se veía tenebrosa, el mentor saco una pequeña linterna -lo cual era un poco raro, considerando lo "antiguo" que se veía la casa- y los comenzó a guiar dentro de ella.

−¿Por qué por esta cueva? ¿No era mejor rodear el monte y ya?−preguntó Ander cansado.

−La ciudad de Miranoi está rodeada de montañas, cruzarlas nos tomaría más de un día, además de que sería muy inseguro. Este tipo de cuevas rodean la ciudad con la intención de que solo los humanos la atraviesen.

Los Elegidos (Legado Elemental #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora