Luca había estado en el mar Ura practicando desde el mediodía, sus técnicas habían mejorado y no había pensado en tanto en Tom como era costumbre, había obligado a su mente a pensar solo en una cosa: practicar.
Los últimos días habían sido muy cansados, en el día y gran parte de la tarde la dedicaba a practicar y al caer la noche se reunía con sus compañeros a terminar de planear su huida del castillo, todo esto lo dejaba completamente cansado y en las noches en lo único que pensaba era en alejar de su mente todo lo que tenía que ver con planes de huida y poderes elementales.
Sin darse cuenta, el sol había dejado de estar en su punto más alto y había descendido hasta casi desaparecer.
Luca recordó lo que Ander había dicho acerca de los demonios rodeando el palacio así que se apresuró a llegar a regresar al palacio.
Para su suerte no vio a ningún demonio rondando por ahí, así que no corrió peligro alguno.
Cuando llegó a los jardines se topó con Navah, quien por cierto lucía algo sucia.
Barrió con la mirada a la chica y soltó una suave risa un poco burlona, la chica frunció su ceño un poco molesta.
−Deja de reírte, Luca. No creo que estés muy feliz cuando de casualidad una gran brecha se abra justo donde te encuentras de pie en estos momentos−Navah le sonrió con aires de insuficiencia y Luca se calló de momento.
−Ah, ¿ahora te dedicas a cavar agujeros en el suelo en tu tiempo libre? Tu aburrimiento debe ser terrible, es decir, pasar tu tiempo de práctica sentada en la tierra debe ser una tortura. Apuesto que te gustaría estar más en un spa o en un centro comercial ¿no?−Respondió sin dejarse intimidar por la rubia.
La chica soltó una leve carcajada que se desvaneció rápidamente en el aire, con la delicadeza que normalmente la identificaba estiró uno de sus pies que se encontraba descalzo y con un leve golpeteo el suelo el piso comenzó a moverse de una manera leve pero notable, el pelinegro abrió los ojos completamente y Navah juró que su piel se volvió más blanca de la nieve.
Una carcajada aún más sonora salió de los labios de la chica, incluso sonó más burlesca que la que Luca le había dedicado momentos atrás.
Ander había pasado su tarde entrenando y se encontraba exhausto, tenía que tomar una ducha, pero para hacerlo debía ir a la habitación de Luca, pues no tenía una habitación propia.
Mientras cruzaba el pasillo en camino a la habitación de su compañero una idea cruzó su mente y rápidamente desvió su camino, al fijarse que no había moros en la costa cruzó rápidamente la puerta de la habitación y la cerró de manera silenciosa en busca de su objetivo... Lo encontró al pie de la ventana, estaba dándole la espalda, su mano derecha se encontraba extendida y una pequeña luz se encontraba flotando frente a ella.
Con todo el sigiló con el que fue capaz de andar, camino hasta ella, quien parecía no darse cuenta de su presencia, colocó sus manos en su cintura y con un leve empujón la acercó a él. La chica dio un pequeño respingo, pero al darse cuenta de quién se trataba, su corazón aumento aún más su ritmo cardíaco.
−¿Qué es eso?−preguntó el chico curioso posicionando su barbilla en los hombros de Atenea.
−Una pequeña tormenta de viento−le respondió tratando de mantener la tranquilidad.
−No te ofendas, cielo, pero con esa tormenta no matas ni a una mosca−Ander soltó una leve risa contra su cuello y un escalofrío recorrió de la cabeza a los pies a Atenea. La chica trato de reír en forma de respuesta, se alejó un poco de él y abrió la ventana.
ESTÁS LEYENDO
Los Elegidos (Legado Elemental #1)
Fantasy»Ellos fueron escogidos, serían los sucesores, ellos formarían un legado elemental, con una sola meta: mantener el mundo con vida. « #57 Fantasía 13/08/17 #64 Fantasía 06/12/17 #71 Fantasía 01/08/17 #95 Fantasía 27/07/17 #128 Fantasía 08/03/16 Obra...