Capítulo 6

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De pronto escuché el audible sonido de una respiración agitada en mis oídos, supe que no era Jorge, me aterroricé nuevamente cuando supe que eran ellos, otra vez ellos, mi única perdición.

"Tu alma le pertenece ahora".—me dijo aquella voz maligna y escalofriante. Solo yo podía escucharla, salté del miedo, cerré mis ojos con fuerza intentando pensar en algo que alejara las horribles voces de mi cabeza.

—¿Te pasa algo? –preguntó Jorge con curiosidad.

Yo no le contesté y puse mis manos sobre mis oídos para no escuchar aquellos susurros diabólicos pero no funcionaba.

—¿Estás bien?.—escuché nuevamente la melodiosa voz de Jorge.

Negué con la cabeza aún con los ojos cerrados y apretados.

La presencia de Jorge se sintió aún más cercana, puso las manos en mis hombros y nuevamente sentí su respiración mortal a un costado de mi cuello. Aspiré su exquisito aroma, el hipnotizante perfume de su cuerpo, su olor era suculento y no quería olvidarlo jamás.

Seguía escuchando repetitivamente aquellas voces, "aléjate de él," "ahora le perteneces," esas voces susurraban en tono horrible y atemorizante.

—Maldita mocosa, ¿dónde estabas metida?.—escuché la voz de Diego gritarme y abrí los ojos.

Jorge solo se alejó unos cuantos centímetros y yo miré a mi alrededor buscando con la mirada la voz de Diego, lo vi saliendo del club nocturno, estaba solo y encaminándose con pasos furiosos hacia mí. Cuando estuvo cerca de mí, Jorge le dirigió una mirada asesina.

—¿Qué haces con este tipo?.—dijo y me tomó con fuerza del brazo jalándome y apretándome de manera estranguladora—. ¿Dormiste con él? Dímelo, Martina.

—¡No la toques!.—exclamó Jorge y empujó con fuerza a Diego, me asusté mucho de ver a Jorge así, su mirada estaba oscurecida, parecía que mataría a cualquiera que se interpusiera en su camino, parecía lleno de odio. Diego quedó tendido en el suelo y yo me sorprendí al notar la increíble fuerza que parecía tener Jorge.

—¡Jorge!.—dije a gritos— Está bien, deja en paz a Diego

—¿Quién te crees imbécil?.—dijo Diego levantándose del suelo enfurecido como nunca antes lo había visto. Empezó a caminar hasta Jorge con pesados pasos y supe que iría directo a devolverle el golpe.

—Jorge.—respondió —Jorge Blanco, para servirte.

Me interpuse en el medio del camino entre Diego y Jorge y coloqué ambas manos en el pecho de Diego para detenerlo.

—Diego, detente, está bien, déjalo y vámonos.— su mirada fulminaba a Jorge— Adiós,Jorge. —Tomé a Diego de la mano jalándolo para que se alejara de Jorge y lo vi tranquilizarse. Jorge tuvo el descaro de lanzarme una maliciosa sonrisa y no me respondió cuando me despedí, tiré de Diego para que caminara conmigo y le dimos la espalda a Jorge para marcharnos, yo sentía la intensidad de la mirada penetrante de Jorge clavada en mi espalda, volteé para verlo quizás por última vez y aún él mantenía su sonrisa picara y me miraba de forma sospechosa.

—Deja de mirarlo.—me susurró Diego haciendo que vuelva mi mirada hacia el frente —Hablaremos más tarde.

 Jorge se iba quedando atrás a nuestras espaldas y yo sentía la necesidad de seguir mirándolo. Nunca mis ojos se habían deleitado con tanta belleza y deseaba con todas las ganas mirarlo por el resto de la eternidad. Era perfectamente hermoso, aunque seguía dándome miedo yo no podía evitar sentir algo que me hacia querer verlo, y hasta tocarlo, ya incluso extrañaba la sensación de su respiración helada golpeando mi cuello.

—¿Adónde iremos?.—le pregunté a Diego bastante inquieta y tratando de alejar mis pensamientos de el misterioso Jorge.

—He encontrado una casa abandonada casi en las afueras de la ciudad así que tomaremos un bus para ir allá.—me explicó Diego con voz molesta y ardida.

—¿Estás molesto...?.—pregunté. Y giramos en la esquina lo que me hizo darme cuenta de que cuando volteara mi mirada hacia atrás Jorge no estaría allí—¿...conmigo?.

—Sí.—respondió.

—Lo siento.—me excusé y bajé mi mirada al suelo. 


Enamorada de un Demonio (a d a p t a d a)「 J o r t i n i 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora